OPINIÓN

Hostal Royal Overlook

Hostal Royal Overlook
Hostal Royal Overlook
Hostal Royal Overlook

Llevo toda una vida (la mía) instalado en la convicción de que El resplandor de Stanley Kubrick casi inaugura y prácticamente clausura el cine de terror basado en la idea de los fantasmas (hablo de mi personal e intransferible cronología cinéfila): todos los recursos, efectistas y sorprendentes, inesperados pero maravillosamente tramposos, ya estaban allí. Si no la ha visto, no siga leyendo; no por el pánico de la historia sino porque a partir de aquí se dan demasiadas pistas.

Lo bueno de esta hipnótica película es que tiene tantas explicaciones como espectadores. Me gusta pensar que las escenas oníricas son resultado de la extrema sensibilidad del niño (las hermanas, las voces susurrantes) o alucinaciones de la mente perturbada de Jack que acaban en una tragedia psicópata enturbiada y deliberadamente confusa gracias a la foto final de Torrance en una fiesta celebrada en ese mismo hotel en 1921.

Pero resulta que el primer montaje incluía un epílogo en el que el administrador del hotel, Stuart Ullman, visitaba a la convaleciente Wendy para explicarle que no habían encontrado los cadáveres de su marido y el cocinero. Además, le entregaba al niño una pelota amarilla como la que había aparecido misteriosamente sobre la psicodélica moqueta. El resplandor se distribuyó así en unas 50 salas de EE UU, pero antes de su estreno internacional, Kubrick suprimió ese añadido que ponía en duda lo sucedido en el hotel; quizás todo había sido una alucinación de Wendy inducida por Danny para volverla loca. O puede que el gerente del hotel ya estuviera muerto desde el principio. A saber. Sólo tenemos la certeza de que el meticuloso director rodó, editó y estrenó ese final, por eso me resulta imposible quitármelo de la cabeza. Qué pena que no existan las ouijas para preguntarle a Stanley por qué lo quitó.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento