OPINIÓN

Bob y yo

Bob y yo
Bob y yo
Bob y yo

En el verano de mis 12 años conocí en casa de mis primos el elepé Live, de Bob Marley; tras aquellas vacaciones fue el primer álbum que compré en mi vida, comenzando así una relación con el reggae en general y Marley en particular que aún me dura (incluso conservo aquel casete primigenio). Vendrían más cintas como Rastaman Vibration o Exodus, los vinilos de Kaya o Survival, cds con material antiguo (Talkin’ Blues), divulgativos (la edición DELUXE de Burnin’) o piratas (por ejemplo, un delicioso Live in Chicago, de 1975 con un I Shot the Sheriff de 12 minutos) y hasta cofres recopilatorios como el Live Forever que recoge su último concierto (Pittsburgh, 23 de septiembre de 1980). En su día leí la biografía escrita por Jesús Ordovás para Ediciones Júcar, más tarde devoré el voluminoso Catch a Fire, de Timothy White y este verano asistí con regocijo al cine para ver el exhaustivo documental de Kevin MacDonald sobre su figura.

Con toda esta chapa quiero dejar claro que llevo más de tres décadas escuchando maquetas, singles, elepés, rarezas y directos de Bob Marley. Mi particular Top 10 de favoritas puede ir cambiando, pero una de las canciones fijas desde que la escuché por primera vez es la delicada Waiting in Vain. Pues resulta que el otro día, buscando otra cosa en internet, encontré una demo de ese mismo tema producida por el también imprescindible Lee Scratch Perry: se nota que en esa grabación Marley no tiene la letra acabada, deja espacios en blanco y repite frases sobre una revitalizada base de graves en la que Perry empasta cada amago de silencio con los bajos hasta crear un mantra del que no puedo salir. En el momento de escribir estas líneas llevo varios días oyendo este Waiting in Vain que me obliga a replantearme todo lo que creía saber sobre la obra del jamaicano. Tres décadas de cordial fanatismo tiradas por la borda. Maldito Bob, maldito Lee, ¡yo os adoro!

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