OPINIÓN

Tres versiones

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Tres versiones

Esta es mi versión de los hechos:

Yo quedé a tomar un café con mi amigo X, y fue cuando me contó que le habían dado un protagonista en una película que iba a dirigir Z. Z es un director joven y prometedor.

“¡Que guay!”, dije yo. “Me alegro mucho (cosa que era casi verdad), es para ti una oportunidad buenísima”.

“Sí, pero, no sé, no sé si voy a dar la talla… ¿Sabes quién lo haría genial?”

“¿Quién?”, pregunté sin olerme la tostada.

“TÚ”.

“Pero qué dices X, tú estarás increíble. ¡Seguro!”

Esa misma tarde llamé a Z, el director, para felicitarle por la elección de mi amigo y casi sin dejarme hablar me espetó que creía que se había equivocado, que había estado dudando hasta el final y que ahora estaba convencido que debía hacerlo yo. Me insistió tanto que al final terminé aceptando, creyendo que casi le hacía un favor a X.

Versión de X:

“Joder yo sólo sé que quedé con mi amigo Joaquín a tomar café, le conté lo del papel protagonista, le dije que me hacía mogollón de ilusión hacerlo, y que por la tarde me llama el director y me dice que ya no lo hago yo. Ahora me gustaría saber quién lo va a hacer”.

Versión de Z, el director:

“Joaquín me llamó y primero me dijo que le gustaba mucho mi trabajo y que me admiraba mucho. Después empezó a divagar sobre los egos de los actores y sobre sus inseguridades, para al final confesarme que Z, el que creo que por cierto es su amigo, era una persona muy conflictiva, con cambios de humor bruscos. Entonces directamente se ofreció para hacer él ese papel. Casi me suplicó que se lo diera. Bueno, casi no, me suplicó, incluso me aseguró que trabajaría gratis… Y, qué coño, eso que nos ahorramos. Total para hacer de tontico”.

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