Estaba viendo el reality de la familia Beckham, justo cuando David le explicaba a Victoria, mapa en mano, que se disponía a realizar un viaje a lo largo y ancho de Brasil y ella le preguntaba circunspecta que qué iba a hacer con su pelo, pues Brasil era un país húmedo y ella tenía por costumbre evitar los países húmedos por lo que pudiera pasar con el pelo y él le contestaba que llevaría una gorra y ella apostillaba que no se la quitara ni para dormir, cuando de repente sonó el interfono. También llamado telefonillo. También llamado fonoporta. Me levanté, descolgué el auricular y en la pantalla, pues mi interfono/telefonillo/fonoporta tiene vídeo, vi a un señor con “caraza” mirando fijamente como la vaca mira a un tren pasar. Tenía bigote, el pelo churretoso y unas gafas de pasta pegadas por el puente. Lucía además una corbata con teclas de piano. Parecía nervioso, sus ojillos claros nadaban en un océano blanco.
– ¿Quién es?
– ¿No me reconoces?
– ¿Le debo dinero?
– Soy tu YO del futuro.
– Pero… ¡Qué cojones!
– Abre, tengo que decirte algo muy importante.
– Lo que tengas que decirme dímelo desde abajo.
– Es que tengo una urgencia.
– A tu YO del presente tus urgencias se la traen floja.
– Bueno, pues escucha: Te llamarán de un montón de sitios para hacer cosas muy variopintas. No dirás a nada que NO. Aparecerás hasta en la sopa. Entonces lo que pasará es que la gente empezará a cogerte manía. Así que te darás cuenta e intentarás ser mas selectivo. Te centrarás sólo en la interpretación. Te ofrecerán papeles de tontico sin parar. Te encasillarás. La gente se cansará de ti. Empezaras a bebeeeeerr (gemido acompañado de repeluco).
– JA JA JA JA JA JA ¡Te has meado encima!
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