OPINIÓN

Cartas cinéfalas: Dwayne Johnson escribía esta carta a Henry Cavill

Fotograma de 'Black Adam'
Fotograma de 'Black Adam'
Cinemanía
Fotograma de 'Black Adam'

Henry

Ayer rodamos el último plano de Black Adam. ¿Sabes cuando sientes que una película va a ser el recopetín? –“recopetín” para los samoanos es algo bueno–. En verdad yo lo siento constantemente: no paro de petarlo. Hay gente que falsea los datos de la recaudación, ¿te lo puedes creer? Pero a las mentiras les pasa como a Kevin Hart: que tienen las patas muy cortas.

Yo no lo necesito porque lo peto con cada estreno; estoy tocado por el dios de la taquilla. A veces fantaseo… ¿Cómo debe de ser protagonizar un fracaso? ¿O varios? ¿Y que tu carrera vaya como mierda río abajo –esta expresión también es samoana– y vivir con la ansiedad de que un último papel te resarza? Me gustaría ser Brendan Fraser por un día, bueno… ¡Por una tarde! Ja, ja, ja. 

Perdona, que se me va la olla a Camboya –efectivamente, es un dicho de Samoa–. Como sabes, Black Adam es un villano de DC Comics y está a la altura de Batman o de Superman; o si no lo estaba antes, ahora sí. ¿Sabes por qué? Pues porque lo ha encarnado La Roca –a veces me gusta hablar de mí mismo en tercera persona–.

El otro día soñé que me desdoblaba y me retaba a un combate. Yo y mi otro yo nos dábamos una somanta de hostias impresionante, pero eran hostias como la cinta de Moebius: infinitas. Ninguno ganaba porque nadie puede derrotar a La Roca, ni siquiera otra Roca: otra vez mi mente vuela libre como un pedo mochilero –cuidado, que esta expresión me la he inventado yo–. 

A lo que voy es que con este peliculón comienza una nueva era en el Universo DC y a los directivos se les hace el culo Pepsi Cola. Y ahora viene la propuesta: ¿quieres aparecer como Superman en la escena postcréditos? La gente se va a volver loca y así nos aseguramos de que vuelvan a contar contigo para interpretar al Hombre de Acero. Es un plan sin fisuras. 

Bueno, piénsatelo, pero si se te ocurre negarte te daré una hostia que no habrá orquesta que toque la canción que estés bailando –esto me lo decía mucho mi abuela Kaula–. Es broma.

Un abrazo,

La Roca

P.D.: ¿A dónde van las hostias que no se dan?

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