Marc Guggenheim acompañó a su esposa a ver la película de Watchmen, y a la salida Tara Butters le planteó una interesante pregunta: ¿qué sería de los héroes en un mundo que ya no los necesita? Es una pregunta que desde Watchmen, ha aparecido en multitud de ocasiones dentro de la industria de la viñeta. Tenemos la saga de El Caballero Oscuro (secuela incluida) de Frank Miller, o el estupendo Kingdom Come de Waid y Ross que han supuesto hitos en la historia de DC Comics y que han abordado esa pregunta. Más recientemente, nuevos clásicos como Authority, Planetary o The Boys han tocado el tema. También el genial Morrison ha buscado respuestas a esa pregunta desde las viñetas de Marvel o DC.
Halcyon es un cómic típicamente Image. Por un lado sigue el legado espiritual de una editorial creada por autores como respuesta a Marvel y DC, y como tal, Halcyon no deja de ser heredera de sus grupos de súperpersonajes: tenemos un violento vigilante, un súpersoldado, un velocista, genios monstruosos y semideidades. Por otro, Halcyon es un heredero directo de la «estética Image», con narradores y artistas competentes, sin ser grandes estrellas, que abordan sus propios proyectos de manera sencilla y directa. De ello resulta un tomo que se lee deprisa y que resulta muy interesante. Su problema es que, al colocarse él mismo bajo la sombra del titánico Watchmen, pueda resultar anecdótico, ya que ni por extensión ni por pretensión, abarca la profundidad psicológica ni el preciosismo estético que hacen de Watchmen una obra maestra. A pesar de ello, es una lectura entretenida, y recomendable para estos días de calor: Un Watchmen de piscina, la mar de entretenido.
Esto es BAZINGA!, donde esperamos la llegada del día en que los súperheroes no sean necesarios.
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