¿Cómo me quito los kilitos del verano?

Marián García, Boticaria García.
Marián García, Boticaria García.
JORGE PARÍS
Marián García, Boticaria García.

Es la última semana de agosto, pero a estas alturas yo me he hecho fuerte aquí en la playa. "¡No me moverán!" Es lo que pienso una y otra vez. "¡No me moverán!" Lo pienso mientras doy un paseo en la playa, hago largos en la piscina o leo esos libros que por fin me he ventilado. Porque yo puedo hacer dos cosas a la vez. Incluso media docena si me aplico.

La cuestión es que soy más pragmática que soñadora y sé bien lo que me espera. Dentro de una semana volveré a casa. Y entre todos los vecinos que, como yo, habrán sucumbido a la razón y se encuentren de vuelta, algunos pasarán por la farmacia con la pregunta del millón: "¿cómo puedo quitarme esos kilitos que he cogido en verano?"

Sé por experiencia que la mayoría vendrán pidiendo "la pastillita": píldoras "quemagrasas", ampollitas "depuradoras"… Eso sí, todo muy natural y de la misma marca que anuncian en la tele. Y será curioso que lo pidan, porque ya habrán tomado esa "pastillita" el año pasado ¡sin ningún resultado! La esperanza es lo último que se pierde. Intentaré convencerles de que, en todo caso, prueben con alguna fibra saciante como el glucomanano antes de comer para evitar el atracón.

Sé también que otros vecinos vendrán diciendo: "Mañana empiezo el plan, voy a tomar batidos detox". A estos les explicaré que los alimentos detox no existen. Que ningún alimento detoxifica. Y que en realidad no es necesario porque nuestros órganos (riñón, hígado, pulmones…) se bastan para eliminar lo que puede ser dañino. Les aconsejaré que no tiren el dinero y se coman la fruta entera.

Al que realmente quiera perder los kilos que se ha traído de Benidorm, lo primero que le diré será que se descargue alguna App de la que cuenta los pasos y empiece a gastar zapatilla. Al menos una hora diaria. Le diré que recupere sus hábitos alimentarios, si es que eran buenos. Si no lo eran, repasaré con él el modelo del Plato de Harvard para orientarle qué tipo de alimentos son los más aconsejables (y cuáles no).

Y si a mediados de octubre el señor o señora vienen desesperados porque la lorza veraniega se ha acomodado, le recomendaré que visite un nutricionista. Sí, un nutricionista. Porque igual que vamos al dentista, oftalmólogo o fisioterapeuta cuando procede, el nutricionista es el experto al que debemos acudir para recibir un consejo nutricional personalizado.

Frente a la lorza, no hay magia posible. Prepárense a caminar y recuerden que el especialista, es el nutricionista. Y encima, rima. Nada puede fallar. Es un consejo de su farmacéutica.

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