El tecnoestrés ya afecta a uno de cada tres españoles

  • Abarca desde la necesidad de estar conectado en todo momento hasta evitar su uso como respuesta al desconocimiento.
  • Los jóvenes son los más proclives a sufrir la adicción tecnológica.
  • Alguien puede llevar un estilo de vida insano con la tecnología y no ser consciente.
Dos visitantes del Mobile World Centre, la primera exposición permanente sobre soluciones móviles para acercar esta tecnología a los ciudadanos.
Dos visitantes del Mobile World Centre, la primera exposición permanente sobre soluciones móviles para acercar esta tecnología a los ciudadanos.
Alberto Estévez / EFE
Dos visitantes del Mobile World Centre, la primera exposición permanente sobre soluciones móviles para acercar esta tecnología a los ciudadanos.

Barcelona celebra a estas hora el Mobile World Congress, esa feria que muestra la punta de lanza de los imprescindibles smartphones; lo mejor de lo que es capaz la tecnología. Sus avances nos facilitan la vida, nos acercan a todo tipo de información… pero también crean estrés. El tecnoestrés es un problema que abarca desde la necesidad de estar conectado en todo momento hasta evitar su uso como respuesta al desconocimiento.

El tecnoestrés es un trastorno cada vez más frecuente, que ya afecta a uno de cada tres españoles, según el psicobiólogo José María Martínez Selva. Se trata de un tipo de estrés “provocado por la exposición continuada al uso de nuevas tecnologías de información y comunicación como Internet, los móviles, la televisión digital o el teletrabajo”, según el Observatorio Permanente de Riesgos Psicosociales de la UGT.

Aunque el principal cometido de los aparatos tecnológicos es facilitar nuestro día a día, pueden generar nerviosismo porque “hay que aprender a manejarlos, lo que lleva tiempo, y puede desencadenar más problemas de los que nos resuelve”, afirma Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS).

La lectura de manuales para usar de forma adecuada la tecnología es una de las claves para que ésta nos sea de ayuda, afirma Cano, quien detalla qué complicaciones suelen acompañar al usuario:

Sobrecarga de información

La sobrecarga de información y la exigencia del desarrollo de nuevos conocimientos y habilidades para manejar la tecnología. Esta sobrecarga es “algo que podemos padecer todos en cualquier momento y, sobre todo, si ya estamos estresados”.

Adicción

Los jóvenes son los más proclives a sufrir este problema que es “probablemente el peor de todos”, puede vincularse a otros problemas que no están bien detectados, evaluados y tratados. Y advierte, en la sociedad española actual existe un problema de educación caracterizado por la ausencia de normas en muchas familias, que es muy peligroso en general y con las nuevas tecnologías “significaría que todo vale”.

Elusión del uso de la tecnología

Evitar algunos elementos tecnológicos “por el nerviosismo y la ansiedad por algo que no sabes manejar, equivocarse o  fruto de la incertidumbre de si lo van a hacer bien o mal”. Puede afectar a personas con problemas para aprender con las nuevas tecnologías, como “una especie de fobia que puede generar cierta discapacidad laboral y social”.

Inadaptación

Personas “que se pierden en las nuevas tecnologías”.

Estilo de vida insano

El especialista señala como ejemplo el caso de un adolescente que dedica ocho horas a las tecnologías. En un caso así, la adicción “va a tener un peso importante en su vida”, repercutirá en su futuro a nivel económico, laboral y social, e incluso puede esconder “problemas de fobia social por los que el individuo tiene dificultades para relacionarse con los demás y lo hace solo con maquinas”, advierte.

Cano indica que los niños y las personas jóvenes están más capacitados para aprender mientras que a las personas mayores les va a costar más adaptarse a usarla. El facultativo manifiesta que la tecnología puede proporcionar mucha información y nos estimula de forma continua, por tanto, el interés mezclado con la activación fisiológica es un refuerzo, como por ejemplo sucede con “la comunicación humana a través de un chat o cualquier otra actividad”.

"Alguien puede llevar un estilo de vida insano relacionado con las nuevas tecnologías pero no ser consciente de ello”, sostiene el experto. El psicólogo puede ayudar ante los problemas de emoción y conducta que puede surgir a raíz de su uso.

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