El último puente inca de Perú, una tradición milenaria a más de 3.000 metros de altitud

Fiesta de la renovación del Puente Inca de Q’eswachaka.
Fiesta de la renovación del Puente Inca de Q’eswachaka.
PROMPERÚ
Fiesta de la renovación del Puente Inca de Q’eswachaka.

A más de 3.000 metros sobre el nivel del mar, la tradición milenaria de Perú se traslada hasta nuestros días con la renovación del Q'eswachaka, el último puente colgante inca del país. Por encima del río Apurímac, este puente se reconstruye cada año durante la segunda semana de junio utilizando fibras vegetales y ningún tipo de tecnología.

Los encargados de la hazaña son los miembros de las comunidades de Huinchiri, Chaupibanda, Choccayhua y Ccollana, del distrito de Quehue, en Cusco, con el objetivo de honrar a la tierra y sus ancestros a través de un rito que, generación tras generación, ha transmitido su sabiduría y cultura. Su renovación anual representa la relación del hombre con la naturaleza y la espiritualidad, y es tal su valor, que ha sido reconocido como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Fiesta de la renovación del Puente Inca de Q’eswachaka.
Fiesta de la renovación del Puente Inca de Q’eswachaka.
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El rito milenario

El Q´eswachaka forma parte del complejo sistema vial de caminos conocido como Qhapaq Ñan, cuyo objetivo era conectar de manera estratégica el Tahuantinsuyo, el Imperio Inca que unía los territorios de lo que hoy son Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina.

La ceremonia de renovación de este singular puente de 28 metros de longitud y 1,20 metros de grosor se inicia con el corte del puente anterior, cuyos restos se dejan caer al río. La renovación está oficiada por el sacerdote andino Cayetano Canahuir, que se encarga de brindar ofrendas a la Pachamama y a los Apus a fin de obtener protección y prosperidad para los pobladores.

Fiesta de la renovación del Puente Inca de Q’eswachaka.
Fiesta de la renovación del Puente Inca de Q’eswachaka.
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El nuevo puente se elabora durante tres días. Primero tiene lugar la recolección de la fibra vegetal, que se pone a secar al sol. A continuación, se aplana con rocas a fin de dejar el material bien estirado y templado. Después, se tejen finas cuerdas que, posteriormente, se unen en unas más grandes. Así, poco a poco se empieza a tejer el nuevo puente de mano de los Chakaruwaq (portadores del saber ancestral) que van de un extremo a otro hasta que se encuentran en el centro del puente.

Con el nuevo puente listo, al cuarto día llega el momento de la celebración, las felicitaciones entre los miembros de las comunidades y un día de bailes tradicionales, para honrar una labor que, año tras año, hace que pasado, presente y futuro se unan bajo un mismo sol.

Fiesta de la renovación del Puente Inca de Q’eswachaka.
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Los turistas puede visitar e incluso cruzar este puente tan único para sentir de primera mano cómo era atravesar la impresionante orografía de los Andes, así como maravillarse con unas vistas únicas.

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