¿Sobra inteligencia natural?

Confieso que tardé mucho en interesarme por la inteligencia artificial. Apenas hace unos meses que empecé a leer y después a pensar algo sobre el tema. Al principio me interesó como todo lo que suponga progreso, especialmente futuro. Ha sido una constante en mi vida, pensar hacia adelante y dedicarle poca atención al pasado.

Las nuevas tecnologías, solo por el significado de su definición, me han apasionado desde que descubrí que se podía viajar a aquella luna que yo contemplaba en los anocheceres de mi Asturias con alguno de los telescopios, cada vez más avanzados, que mi abuelo traía cada vez que regresaba de uno de sus frecuentes viajes a los Estados Unidos en su ir y venir a La Habana.

Lo primero que fui sabiendo de lo que se denominaba inteligencia artificial, me entusiasmó. Pero conforme fui incorporando nuevos y muy modestos detalles, reconozco que algunos comenzaron a preocuparme. Creo que todos los seres humanos (quizás incluso algunos animales a los que se les niega), unos más, otros menos y alguno admito que casi nada, llegamos a este mundo con un bagaje de inteligencia en nuestro cerebro. Y con eso, si sabemos aprovechar mejor la de los congéneres mejor dotados, llevamos muchos milenios, apañándonos y desarrollándonos. La tecnología primitiva nos proporcionó el gran invento de la rueda y la ciencia más desarrollada, los antibióticos que tanto contribuyen a prolongarnos la vida.

No creo, desde luego, que ya se haya conseguido todo, pero reconozco que algunos planteamientos de la inteligencia artificial me han alarmado. Los sabios contemporáneos que trabajan en su desarrollo tienen mucho mérito, pero me pregunto, ¿no se estarán pasando queriendo anular nuestra inteligencia individual y colectiva para imponernos otra que pueda hacernos más felices? ¿Acaso entre entre los seres humanos lo más apremiante sea anularnos la capacidad de pensar de cada uno y cambiarnos por robots que nos eviten hasta anularnos  la sensibilidad para escribir una poesía o incluso para sustituir nuestra proclividad malsana al odio encargándose de asesinar desde la impunidad a un enemigo?

¿Será que tanto nos sobre la inteligencia natural heredada que queramos cambiarla por otra automatizada por unos algoritmos que la anulen?