Pequeña guía para perderse en el museo del Louvre

  • La colección permanente del museo está compuesta por 35.000 piezas.
  • El Louvre cierra los martes y es más barato los miércoles y viernes por la tarde.
  • Hay salas con exposiciones temporales y eventos en el auditorio.
Fachada del museo y zona del vestíbulo de entrada.
Fachada del museo y zona del vestíbulo de entrada.
Ana Vega
Fachada del museo y zona del vestíbulo de entrada.

Se calcula que el museo de Louvre en París recibe 8,5 millones de visitantes al año. Gran parte de ellos son turistas que llegan a la capital francesa con poco tiempo, ansiosos por ver la Mona Lisa, pero otros muchos acuden a la “ciudad de la luz” exclusivamente para perderse durante unos días en estas galerías.

Porque ir al Louvre es mucho más que buscar los cuadros mil veces reproducidos. Es pasear, dejar entrar las imágenes en la mente y encontrar ese detalle en el que nadie repara y que sólo a uno conmueve. Es mirar con detalle los trazados y la composición de las obras, indagar en las temáticas y dar con los guiños de los autores. Es fijarse en los techos del edificio, pintados por Delacroix o Braque, mientras se suben y se bajan escaleras. Y también es sorprenderse al ver cómo un descansillo y un tragaluz pueden hacer aún más majestuosa a la Victoria de Samotracia.

Acceso y planificación

Desde que se inauguró la pirámide de cristal en 1989, el vestíbulo situado debajo de ella es la entrada principal al museo. En este moderno hall están el restaurante y el café del Louvre, y también el guardarropa, el servicio de sillas de ruedas para visitantes con movilidad reducida, y las taquillas. Las colas para conseguir una entrada fluyen rápido, pero pueden ser largas. Para ahorrárselas, existe la posibilidad de comprar el ticket por Internet y recoger la tarjeta magnética en los cajeros situados junto a los mostradores de venta.

El pase de un día para la colección permanente cuesta 9,5 euros, excepto los miércoles y los viernes a partir de las 6 de la tarde cuando se puede entrar por 6 euros. Los martes el museo está cerrado. Quienes vayan a París movidos por el arte deben saber que existe un pase de 1, 3 y 5 días para visitar diferentes museos y monumentos a un precio reducido.

La colección permanente del Louvre está dividida en tres pabellones interconectados entre sí excepto en el nivel subterráneo, en el que las zonas Richelieu y Denon son independientes. Dadas las dimensiones del conjunto, es imprescindible planear la visita teniendo en cuenta el tiempo del que se dispone, las prioridades y la distancia que las separa. La situación de las principales obras viene señalizada en el plano que se entrega a los visitantes al pagar la entrada.

Quien lo desee, puede contratar rutas guiadas con compañías turísticas o en el propio museo, aunque estas últimas sólo se ofrecen en francés e inglés. Quien se maneje bien en estos idiomas puede probar a hacer alguna pregunta también al personal de sala, que saben mucho y suelen ser agradables. Las audioguías sí tienen la opción de castellano y cuestan 6 euros.

La colección permanente

El museo del Louvre se fundó tras la Revolución Francesa y abrió sus puertas en 1793 cuando, abolida la monarquía, se concentraron en este antiguo palacio real las obras de la Corona. La colección actual, compuesta por alrededor de 300.000 referencias, ha ido completándose con los trabajos arqueológicos desarrollados en el siglo XIX, donaciones privadas y diferentes adquisiciones. Actualmente, en el museo sólo están expuestas 35.000 piezas.

Sería imposible hacer un pequeño listado de obras que represente claramente lo que guarda este museo, porque es casi infinito, pero podemos repasar los principales reclamos. En lo que a escultura ser refiere, el museo francés destaca en culturas antiguas, y cuenta con piezas griegas, romanas, etruscas, egipcias y de Oriente Próximo, como Código de Hamurabi, la Venus de Milo o El escriba. Los artistas europeos de los siglos XVI al XIX en esta disciplina también son protagonistas, con obras como el beso de Eros y Psique de Canova.

La Gioconda

El otro gran reclamo es la colección de pintura europea del siglo XIII al XIX. Entre las piezas más importantes de la primera planta del ala Denon están Las bodas de Caná de Veronese, La balsa de la Medusa de Gericault, La libertad guiando al pueblo de Delacroix y, por supuesto, La Gioconda de Leonardo da Vinci. En el último piso de los pabellones Richelieu y Sully continúa la colección con una sala completa de Rubens y otras obras como El baño turco de Ingres, un autorretrato de Durero o La encajera de Vermeer.

El museo cuenta además con exposiciones temporales y la programación del auditorio, que opera a pleno rendimiento con 300 eventos por temporada, entre conciertos, lecturas, conferencias y proyecciones. Para más información, se puede consultar el sitio oficial del Louvre.

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