Los jardines ocultos de Madrid

En Madrid hay zonas verdes conocidas por todos, como El Retiro, la Casa de Campo o el parque de El Capricho, y jardines ocultos, casi secretos. Espacios por los que miles de madrileños y turistas pasan a diario sin pararse a disfrutar de sus encantos por puro desconocimiento.

En medio del barrio de La Latina, una de las zonas más populares de la capital, encontramos el jardín del Príncipe de Anglona, creado a mediados del siglo XVIII. Diseñado por el pintor y paisajista Javier de Winthuysen por encargo de los marqueses de la Romana, este pequeño espacio, oculto tras altos muros y situado en medio de la plaza de la Paja, fue el jardín particular de los sucesivos propietarios del homónimo palacio colindante. En esta época del año se puede visitar libremente en horario de 10 a 18.30 horas.

El Huerto de las Monjas es otro jardín de titularidad municipal que se halla en la zona centro, en concreto junto al número 7 de la calle del Sacramento. Antiguamente era el huerto donde las hermanas Bernardas cultivaban sus verduras y hortalizas. En 1972 se derribó el convento y hoy, rodeado de viviendas, se conserva como jardín, aunque pocos conocen su existencia. Si quiere descubrir cómo llegar hasta él, pinche aquí.

Fuera del centro de Madrid, se puede visitar la Quinta de los Molinos, ubicada en el número 527 de la calle de Alcalá, correspondiente al distrito de San Blas. Se trata de un parque de dimensiones considerables, 25 hectáreas aproximadamente. La Quinta era propiedad del conde de Torre Arias, pero en 1920 se la regaló al arquitecto alicantino y concejal del Ayuntamiento de Madrid César Cort, quien creó un jardín de tipo mediterráneo. Tras la muerte de Cort, el espacio permaneció semiabandonado hasta 1980, año en que el Ayuntamiento recibió la cesión de las tres cuartas partes, mientras el resto se conservó para uso residencial. La mejor época del año para visitarlo es la primavera, pues es el momento en que florecen los 6.000 almendros plantados.

Escondido en pleno barrio de Chamartín hay un olivar que respira historia por los cuatro costados. Aquí acampó Napoleón durante la Guerra de Independencia y posteriormente fue lugar de reunión de intelectuales de la talla de Ramón Menéndez Pidal, Dámaso Alonso o José Castillejo. Con 23.000 metros cuadrados de superficie y 150 olivares centenarios, esta finca rodeada de altos edificios está dividida en dos partes, una pertenece a la Fundación Menéndez Pidal y la otra es propiedad de la Fundación Olivar de Castillejo.

Aunque no son tan desconocidos como los ejemplos anteriores, hay que mencionar dos Reales Sitios que datan de la época de Fernando VII: el parque del Casino de la Reina, situado entre la Ronda de Toledo y la calle del Casino, y la Finca de Vista Alegre, emplazada en el barrio de Carabanchel.