Cuenca, arte abstracto en el Medievo

  • El casco histórico es Patrimonio de la Humanidad.
  • El Museo de Arte Abstracto Español se encuentra en una de las Casas Colgadas.
  • La Ciudad Encantada es una de las excursiones más populares.
La pasarela que cruza el río Huécar, muy cerca de las Casas Colgadas.
La pasarela que cruza el río Huécar, muy cerca de las Casas Colgadas.
La pasarela que cruza el río Huécar, muy cerca de las Casas Colgadas.

Cuenca es uno de esos destinos que se ajustan perfectamente a las necesidades de los urbanitas que desean abandonar por unos días el ajetreo de la ciudad. Un recorrido por el casco antiguo de este bella población (uno de los 13 que existen en España con la catalogación de Patrimonio de la Humanidad) es suficiente para olvidarse de los atascos, el ruido y la contaminación.

La mejor manera de conocer el corazón medieval de Cuenca es pasear por su calles sin prisas ni rumbo fijo. Sin embargo, hay lugares que no se pueden pasar por alto. Uno de los más singulares es, sin duda, el Museo de Arte Abstracto Español, ubicado en una de las famosas Casas Colgadas. Este edifico con excepcionales vistas de la hoz del río Huécar alberga una exposición permanente compuesta por 127 pinturas y esculturas firmadas por Chillida, Tàpies y Saura, entre otros. Además, hasta el 27 de febrero se exhibe una muestra de Pablo Palazuelo, otro de los artistas españoles más reconocidos de la segunda mitad del siglo XX.

Si viaja con niños, tal vez prefiera acercarse al Museo de las Ciencias de Castilla-La Mancha, espacio interactivo en el que los más pequeños se encuentran a sus anchas. Aparte de la importante colección de fósiles del yacimiento paleontológico de Las Hoyas, el Museo cuenta con un planetario, un recorrido por la historia de la astronomía y la sala de la Historia del Futuro, en la que podrá observar la vida de una persona desde su nacimiento hasta su muerte, entre otros espacios expositivos.

Fuera del casco antiguo, la actividad más popular consiste en una visita a la Ciudad Encantada. Situada en la cercana localidad de Valdecabras, se trata de una peculiar acumulación de rocas erosionadas por la acción del agua y el viento.

Otro de los grandes atractivos de Cuenca es su rica gastronomía, basada en la calidad de la materia prima. El morteruelo, el ajoarriero y los zarajos son las recetas más populares, que se deben acompañar de los excelentes vinos de la zona. Para rematar la comida se impone una copa de resolí, típico licor de origen árabe elaborado con crema de café, coñac y anís.

En cuanto al alojamiento, el casco antiguo dispone de una variada oferta, entre la que destaca, por su emplazamiento y la singularidad de la construcción, el Parador Nacional de Cuenca, antiguo convento de San Pablo.

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