Farruquito: "La vida va tan rápido que tienes que parar y tomar aire"
- El bailaor es uno de los protagonistas de 'Flamenco, flamenco', película de Carlos Saura que se estrena este viernes.
- "Saura me dijo que disfrutara, que fuera a lo mío".
Diminuto y encantador, Juan Manuel Fernández Montoya presentó el lunes en Madrid Flamenco, flamenco, filme en el que protagoniza un número musical.
¿Es diferente bailar ante la cámara de cine?
Mucho: estar pendiente de no salirte del plano o saber que cada movimiento quedará grabado para siempre es una responsabilidad añadida. Pero Saura me dijo que disfrutara, que fuera a lo mío.
¿Cómo crea 'lo suyo'?
Este número, por ejemplo, empecé a componerlo con la guitarra: me vino la música. Es un zapateado distinto, de lo más original que hago ahora.
¿Qué le inspira?
Cualquier cosa. Me despierto con una melodía en la cabeza, en la ducha se me ocurre algo... Pero siempre con las botas puestas, porque si la inspiración te coge pelando patatas te saldrá una tortilla bonita, pero no arte.
Así que trabaja todo el día...
Toda la vida. Si amas tu profesión piensas en ella las 24 horas. A mi mujer la tengo amargada: me dice que pare un poco, que coma tranquilo, pero si tengo algo en la cabeza no puedo dejarlo.
Y así, desde que era un niño.
El buen flamenco requiere mucho trabajo. Me lo decía mi abuelo: hay muchos que aprovechan que la gente no sabe para vender cualquier cosa, pero tú hazlo bien. Gustará más o menos, pero tú te sentirás a gusto.
¿Cómo es su familia?
Muy abierta. La gente cree que los gitanos somos cerrados, pero nosotros hemos viajado mucho y hemos conocido a mucha gente. Siempre me han dado libertad, pero querían que lo que hiciese lo hiciera bien.
¿Lo más duro de su trabajo?
Los viajes, pero vale la pena. Y te obliga a cuidarte: ni bebo ni fumo, y hago deporte.
Con todo lo que ha vivido, ¿siente que tiene más de 28 años?
A veces sí, pero intento conservar el niño que llevo dentro y que es muy necesario para esta música. Es mejor sentirse joven: así piensas que no sabes nada y aprendes más.
¿Ha madurado este tiempo?
Sí, y he aprendido a mirar atrás. A veces la vida va tan rápido que tienes que pararte para ver de dónde vienes y coger aire.