En esta época del año la salvaje naturaleza de las hoces, dehesas y cañones de la comarca de Calatayud se viste de tonos ocres, cobres y rojizos para recibir al ecoturismo rural. Sin embargo, si algo llama especialmente la atención de esta zona de Zaragoza es el desconocido e impresionante lago termal Pallarés.
A medio camino entre Madrid y la capital maña, en la pequeña población de Alhama de Aragón, se esconde este burbujeante estanque sacado de un cuento de hadas. 62.000 m2 de bellos parques y jardines rodean esta espectacular piscina termal, la más grande de Europa, donde se puede disfrutar de un apacible y relajante baño al aire libre en cualquier época del año. El lago, que está situado dentro del recinto privado del Balneario Termas Pallarés, mide casi dos hectáreas, su profundidad ronda el metro y medio en todo su perímetro y lo más increíble es que sus beneficiosas aguas tienen siempre una temperatura constante cercana a los 32ºC.
El lago Pallares no deja indiferente a nadie. Chapotear entre sus fangosas aguas para desconectar del estrés o aliviar males y dolencias implica también zambullirse en la naturaleza más pura. Este refugio termal está habitado por centenares de peces marrones, negros y naranjas de diferentes tamaños y especies que se acercan al bañista para saludarle con “besos” en piernas y pies, provocando un suave cosquilleo.
Sin embargo, no hay que confundir estos acuáticos encuentros con el denominado ‘Fish Peeling’. Este antiguo tratamiento utiliza, por extraño que parezca, a los peces Garra Rufa, también llamados ‘fish doctors’, como instrumentos en sus sesiones de higiene personal. Estos pececillos de diminuta dimensión, originarios de Turquía, eliminan las pieles muertas de los pies, liman callosidades e incluso calman las incomodidades de la psoriasis. Por suerte, en España ya existen centros de Spa especializados en esta innovadora técnica.
En las inmediaciones del Monasterio de Piedra, entre las localidades de Ibdes y Carenas, se encuentran los escarpados desfiladeros de tierra roja de las hoces del Río Mesa. Situados junto al municipio de Jaraba, estos riscos se han convertido en parada obligada para el excursionista, ya que acogen espectaculares colonias de buitres y águilas, más activos que nunca durante el Otoño.
Desde otro pueblo cercano, Jaraba, se extiende una interesante red de caminos de pequeño recorrido, ideales para hacer senderismo y orientación. Son sendas rodeadas por un abrupto entorno natural aptas para todos los públicos. Para acabar esta ruta aragonesa, un singular destino: Monreal de Ariza. Su peculiar atractivo son las visitas guiadas de pastoreo, una actividad muy poco común que permiten al forastero empaparse del entorno rural de Calatayud. Una experiencia difícil de olvidar.
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