Bosques con encanto

Otoño es una de las épocas del año más esperadas por los amantes de la naturaleza. Con la llegada de esta estación, los árboles de hoja caduca ofrecen un colorido espectáculo natural que cambia de un día para otro.

En España, segundo país europeo con más superficie cubierta por árboles tras Suecia, hay multitud de bosques con encanto. Uno de los más impresionantes está en la comarca de Muniellos, en el extremo suroccidental de Asturias. Desde su catalogación como Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 2000, para visitarlo hay que contar con un permiso especial que concede la Consejería de Medio Ambiente del Principado, pero el trámite vale la pena.

Es el mayor robledal de España y uno de los mejores ejemplos de bosque atlántico de toda Europa. Robles, hayedos, abedules, acebos, tejos, fresnos, álamos, avellanos, serbales, bojs y 400 tipos de setas se reparten por sus más de 5.000 hectáreas de superficie. La fauna es igual de variada. Osos, jabalíes, zorros, lobos, rebecos, águilas, nutrias y corzos son sólo algunas de las especies que podemos encontrar.

Otro de los bosques más adecuados para visitar en otoño es la selva de Irati, en el norte de Navarra, uno de los mejores hayedos que hay en todo el continente europeo. En sólo dos meses, las hojas de las hayas que pueblan este paraje natural recorren todas las tonalidades que hay desde el verde al rojo, pasando por los amarillos y los tonos pardos, antes de posarse definitivamente en el suelo. La flora de esta selva cuenta igualmente con abetos, arces, robles, avellanos, helechos y acebos. El visitante también puede contemplar ciervos, jabalíes, corzos, zorros, ardillas o buitres, entre otros animales.

Los castaños, además de ser especialmente bellos en otoño, regalan su fruto, la castaña, en esta misma época del año. El Tiemblo (Ávila) es un magnífico castañar. Este pequeño bosque situado en las laderas de la reserva del Valle de Iruelas alberga uno de los ejemplares de castaño más célebres y longevos de España, ‘El Abuelo’, que tiene en torno a 800 años de edad. Con 19 metros de altura y 16 de diámetro, este árbol, cuyo tronco está completamente hueco, es la principal atracción del bosque abulense.