Aquel que tenga la posibilidad de visitar durante este verano Granada sólo se le puede calificar de afortunado, porque difícilmente encontrará en nuestra geografía un lugar con más opciones, desde las visitas obligadas a la Alhambra y el Generalife, hasta su imponente naturaleza como las montañas de Sierra Nevada o las playas de la Costa Tropical. Todo ello aderezado con los múltiples espectáculos artísticos celebrados en la ciudad y con una gastronomía sin parangón, donde la tapa es la reina.
A todo ello, hay que sumar el Palacio de Carlos V, un anexo construido tras la caída del imperio musulmán en nuestro país, de estilo manierista que desentona con la arquitectura islámica del resto del conjunto, pero que nos deja un imponente patio jalonado con dos pisos de columnas dóricas, digno de visitar por su majestuosidad.
Alrededor de la Alhambra se sitúan el Generalife, unos jardines anexos que se convirtieron en la zona de recreo de los reyes musulmanes, y el barrio del Albaicín, un enclave de origen andalusí que todavía conserva las reminiscencias del pasado como la puerta Monaita o el palacio de Dar al-Horra.
Por último, es necesario recargar fuerzas y para ello la gastronomía granadina no tiene parangón, como la tortilla del Sacromonte, las patatas a lo pobre o los deliciosos postres como la bizcochaza de Zafra. Aunque por encima de todos ellos se alza la tapa como plato preferente, pero también como una forma diferente de conocer y vivir la ciudad. Hay incluso hasta diversas rutas de tapas que nos descubren hasta el último recoveco de la ciudad.
Afortunado visitante, no disfrutar de Granada es prácticamente imposible.
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