La habitación, no sólo para dormir
Ellas
Espejo
No salen de casa sin mirarse en uno de cuerpo entero. Ellos no tienen, por lo que es todo un mérito conseguir el pelo engominado o el efecto despeinado.
Armario
Lleno de ropa que intercambian con amigas. Sus tres prendas fetiches: vaqueros de la suerte, camiseta con escote y pedrería y un abrigo para no morirse de frío. En algún cajón se esconde el amado diario.
Peluches
Hay cosas que nunca cambian. El predilecto debe estar encima de la cama.
Teléfono
La tecnología más frecuente en las habitaciones femeninas, por ser su lugar o porque el inalámbrico siempre termina allí.
Corcho
El muro de los recuerdos. En él clavan las fotos de sus amigos, entradas de conciertos, de cine, de teatro (las menos) y el detalle de un amor, como una rosa disecada.
Ellos
Guitarra
Imprescindible generación tras generación, aunque a veces es más un objeto decorativo que un instrumento para hacer música...
Armario
Sus tres prendas fetiches son: los calzoncillos de ligar, unos vaqueros desgastados y las zapatillas compañeras de fatiga, pero, eso sí, de marca. En cambio, los zapatos les producen urticaria.
Posters
Muy a su pesar, coches, motos y mujeres sólo en forma de póster o en miniatura. Los hay que son auténticos coleccionistas. En la pared, dominan las tías buenas, los grupos de rock y la bufanda de su equipo de fútbol.
Ordenador
Lo que no quita espacio para la tele y la PlayStation. El Messenger se ha convertido en su mejor aliado.
Cadena
Ahora sí que no queda más sitio. Está rodeada de CD, el 70% pirateados, y casi ninguno en su caja correspondiente.
El espacio x
Ya no es el hueco de debajo de la cama, sino la carpeta Mis documentos en el ordenata. Allí va lo que acaba olvidándose.
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