Sevilla

Experto afirma que creer que se está retornando a la normalidad es "infravalorar" la profundidad de la crisis

El catedrático de Derecho del Trabajo de la Universidad de Trento Tiziano Treu afirmó que "aceptar un posible retorno a la normalidad refleja la infravaloración de la profundidad de la crisis", al tiempo que indicó que las instituciones del bienestar tradicionales son "inadecuada" para afrontar las "grandes" transformaciones sociales y económicas actuales.

En su intervención durante el taller 'Políticas de empleo y transiciones laborales', organizada por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, y consultado por Europa Press, Treu señaló que la perturbación actual, económica y social, además de financiera, tiene su origen en los mecanismos fundamentales del sistema económico heredado del siglo pasado y tiene su trasfondo en el terreno de un crecimiento desequilibrado y de una distribución desigual de la renta y de las oportunidades de adquirirla dentro de los países y entre los países.

Así, explicó que estos desequilibrios han tenido repercusiones "profundas" en las relaciones de trabajo, como, según detalló, se han multiplicado las situaciones de incertidumbre y precariedad de los trabajos y se han agravado los dualismos entre individuos y grupos de trabajadores.

Ante esta situación, apuntó que "no es posible" con "simples" correctivos y "mucho menos con prisa de volver a la normalidad", sino que las instituciones públicas y politico-social reconsideren los mecanismos que han producido inestabilidad y desigualdades.

En este sentido, instó a modificar las elecciones de los actores nacionales públicos y privados "en un número consistente de Estados", comenzando por los de la vieja Europa. Asimismo, señaló que corregir desequilibrios actuales requiere una orientación de los objetivos y de los instrumentos de política económica para privilegiar la estabilidad y sostenibilidad del desarrollo.

Adaptabilidad "no unilateral"

El catedrático de Derecho del Trabajo de la Universidad de Trento también detalló que la adaptabilidad de los recursos humanos no puede ser unilateral y detalló que en un sistema de empresa "insensible", las seguridades ofrecidas hoy en el mercado de trabajo resultan "inadecuadas" para compensar los déficits de bienestar de los trabajadores y la "corrosión del carácter" inducida por los excesos de flexibilidad y por las turbulentas condiciones productivas y sociales propias de la modernidad.

Ante esta situación, abogó por que las políticas de bienestar incluyan "todas las intervenciones públicas y privadas requeridas para constatar las raíces de las desigualdades, los desequilibrios económicos, personales y sociales que obstaculizan el desarrollo de las personas y de la sociedad".

"El objetivo es configurar un bienestar estimulador y facilitador del desarrollo humano, que vaya más allá de la igualdad formal a la misma garantía, en iguales condiciones de partida, que después correspondería al individuo desarrollar", subrayó.

En este marco, afirmó que esto requiere una innovación cualitativa de las intervenciones más allá de los ámbitos del bienestar laboral —pensiones, políticas de trabajo, formación profesional—, ya que debe asignar "un papel nuevo a las políticas de la infancia, de la familia, de la educación, de la sanidad y de la asistencia, por la contribución prioritaria que puede dar al desarrollo humano".

Asimismo, los cometidos de las instituciones públicas deben orientarse en nuevas direcciones y señaló que la intervención de la instituciones públicas debe ser "más comprometida", porque debe predisponer "todas las condiciones económicas y sociales que permitan el desarrollo de las capacidades personales".FORMACIÓN y

Políticas activas

En cuanto, a la formación, este experto consideró que ha estado confinada en un papel "marginal" y cuanto más ha sido "instrumental" para la mayoría de los trabajadores del siglo pasado, cuando es un factor "esencial no sólo de la calidad sino de la cantidad del empleo, como muestran los vínculos entre el crecimiento de la instrucción y el aumento de las oportunidades de empleo a nivel individual o general".

De igual manera, señaló que las políticas activas se deben medir "más que nunca" por su capacidad de promover el empleo, especialmente de los grupos vulnerables y destacó que "el apoyo y la calidad del empleo requieren no ayudas públicas generales a las empresas y a la economía, sino medidas concretas adaptadas a las características de los grupos destinatarios".

Además, exigió que el empleo juvenil este apoyado en institutos de carácter general, desde la educación infantil, a la escuela obligatoria y la universidad. Igualmente, apuntó que son "necesarias" acciones específicas para promover el empleo femenino por la contribución que las mujeres pueden aportar al desarrollo y para eliminar los últimos obstáculos a su plena participación en la ciudadanía social.

En este sentido, enumeró medidas como apoyo económico a las mujeres trabajadores, servicios de cuidado de niños accesibles para el usuario en costos y horarios, el apoyo a tiempo parcial y a la flexibilidad del horario favorable a las familias, permisos accesibles a ambos padres remunerados adecuadamente.

Formas contractuales

Por otra parte, se mostró convencido de que "no son suficientes" las medidas de regulación más o menos restrictivas proliferadas en los últimos tiempos sobre las diversas formas contractuales y aseguró que es "necesario" también un cambio de perspectivas: perseguir de otra manera el objetivo de unificación de las condiciones de trabajo garantizando una vez por la negociación colectiva de masa y por el Derecho del Trabajo general e inderrogable.

"Las intervenciones para regular la relación laboral deben combinarse con una simplificación, también normativa, que desbroce las formas contractuales, tan segmentadas en nuestro bienestar y que defina una base común para el establecimiento de las principales condiciones de trabajo que cubra todas las modalidades contractuales", subrayó.El

Papel de europa

Según el catedrático de Derecho del Trabajo de la Universidad de Trento, las políticas nacionales pueden contrarrestar "eficazmente" las consecuencias de la crisis pero "sólo si se insertan en un contexto de iniciativas multinacionales".

Asimismo, indicó que Europa es un espacio económico y social "adecuado" para este propósito porque está en un nivel intermedio entre las instituciones mundiales, demasiado débiles para responder ala crisis, y los Estados, demasiado pequeños para afrontar los retos de la globalización.

En este sentido, detalló que la prueba "inmediata" para Europa es tomar iniciativas conjuntas para hacer frente a las "críticas" condiciones financieras y económicas que afectan de manera diferente a los Estados miembros. Si bien, apuntó que "hasta ahora" la capacidad de la UE de responder ha sido "cuanto menos cuestionable".

Así, para concluir aseguró que es "prioritario" sobre todo ahora en plena crisis hacer frente a las condiciones estructurales, económicas y sociales de los diversos países para contrarrestar las abiertas tendencias actuales.