Valencia

Acusados del asalto a los Ferri piden rebajas en las penas ante la superficialidad en las heridas de Ramírez

Las defensas de los acusados del asalto al chalé de la familia Ferri, en la localidad valenciana de Canals, el 4 de enero de 2006, solicitaron hoy, en la última sesión del juicio que tiene lugar en la sección segunda de la Audiencia Provincial de Valencia, rebajas en las penas ante la superficialidad en las heridas que sufrió Francisco Ramírez —propietario y acusado por la acusación particular de la muerte de dos de los atracadores— y ante la falta de pruebas debido a una "mala instrucción".

Respecto al primer argumento, algunos de los letrados solicitaron al tribunal una rebaja en las penas solicitadas para sus clientes debido a que Ramírez, como consecuencia del atraco, "tan sólo sufrió heridas superficiales", por lo que entienden que no hubo "lesiones graves ni intentos de homicidios". En este punto hay que recordar que, según el escrito del ministerio fiscal, Francisco Ramírez sufrió, a causa de la cuchillada y los golpes que recibió, policontusiones y dolores en la región craneoencefálica y cervical, un esguince de tobillo y una herida superficial en la región del vacío derecho.

En cuanto al segundo, los abogados enunciaron varias "irregularidades" en el proceso. Así, hicieron referencia a que hubo "dilación indebida" puesto que uno de los informes solicitados para identificar las huellas de los guantes intervenidos se realizó en abril de 2009, pese a que el incidente se registró en 2007 y seguidamente se identificaron y detuvieron a varias personas.

Además, alegaron que es un "bochorno" que Ramírez pudiera ver fotografías y nombres de los detenidos antes de practicarse la rueda de reconocimiento y que, es más, coincidiera en el patio de las dependencias de la Guardia Civil con uno de ellos, a los que pudo ver la cara y luego "señalarle". Por este motivo estiman que "se ha producido contaminación".

En esta línea, pusieron en duda que Ramírez pudiera identificar a algunos de los asaltantes, en primer lugar porque iban con el rostro cubierto, y, en segundo, porque en todo momento aseguró en sus declaraciones que el tiempo en el que transcurrió el atracado estaba "mayoritariamente" con la cabeza hacia abajo, "agachada", y dijo que no llevaba las gafas y que por este motivo no podía ver bien lo que pasaba. Además, afirmaron que el hecho de que Ramírez se dirigiera hacia los asaltantes, a la hora de identificarles, con frases como "me suena, se parece o quizás", "no es prueba suficiente".

Junto a estos argumentos, otro de los letrados aseguró que se había producido una irregularidad en cuanto a los teléfonos móviles intervenidos, puesto que, según dijo, los tres primeros localizados se registraron sin obtener la autorización judicial correspondiente, tal y como se requiere en este tipo de casos. También recalcaron que no se efectuó una relación de los objetos robados en el chalé.

Respecto al hecho de que uno de los asaltantes identificase al resto de implicados ante la Guardia Civil, como testigo protegido, un abogado se preguntó si podían existir elementos por los que podía perder credibilidad en su planteamiento, ya que él también figuraba como imputado desde el día de los hechos y, por tanto, "es una víctima", dijo. Insistió, en este sentido, en que "hay que ver el valor" de sus declaraciones.

Los letrados también entienden que no existe el delito de detención ilegal hacia los dueños de los Ferri, puesto que, tal y como reconoció Ramírez en el juicio, afirmó que en un primer momento le ataron pero que luego le soltaron. Por ello creen que este delito "no existió".

En el caso concreto del abogado imputado en esta causa —que conocía a Ramírez y le intentó vender la casa— por el delito de tenencia ilícita de armas, su abogado indicó que no participó en los hechos y afirmó que "lo único que hay contra él es que su número de móvil constaba en el teléfono de uno de los asaltantes y que en su despacho había un arma" que según el declaró, no era suya, sino que "la habían dejado ahí, en la entrada de su despacho".

Respecto a la mujer imputada por un delito de falsedad, su letrado reiteró que se encontró entre sus pertenencias una falsa célula de identidad que no estaba utilizando, ya que a España entró con el pasaporte, por lo que entiende que el Estado español "no se siente perjudicado".

Hoy estaba previsto que se diera por finalizada la vista por el juicio, después de que las defensas leyeran sus informes finales. Ayer ya lo hicieron el ministerio fiscal y la acusación particular —abogado de Ramírez— quienes insistieron en que éste realizó los disparos en legítima defensa. ALTERCADO

Momentos antes de que comenzara la sesión de juicio, y cuando la gente todavía estaba tomando asiento, se registró un altercado entre la hermana de uno de los dos asaltantes fallecidos y la familia Ferri. En concreto, ésta se dirigió a uno de los hijos y le preguntó que por qué se reían cuando "hablaban de los muertos". En ese momento, intervino su madre y se inició una disputa.

Tras ello, la madre, mujer de Ferri, le comentó a la jueza que pensaba acudir al juzgado de guardia para poner una denuncia contra la mujer por un delito de amenazas, por lo que ésta preguntó que había pasado. El matrimonio explicó que la mujer les había amenazado de muerte y que les había hecho un gesto con la mano simulando que disparaba con una pistola.

Ante ello, la hermana del fallecido comenzó a preguntar en voz alta y alterada "pero qué he dicho yo", y al ver que no se calmaba la magistrada le pidió hasta en tres ocasiones que abandonase la sala. Al hacerlo, se giró, miró a la familia, les insultó y les dijo textualmente "terminareis igual".

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