El gran objetivo que se han marcado la casa Mercedes Benz es lograr una conducción de cero emisiones. Junto con vehículos equipados con baterías, los de Stuttgart tienen previsto fabricar también automóviles con propulsión por pilas de combustible. Y, además, quieren hacerlo pronto. Parece que la tecnología ya está madura en su mayor parte y, en la actualidad, se encuentra integrada en varios prototipos que ya están siendo probados. Nosotros hemos realizado un recorrido de prueba de unos 100 kilómetros por la ciudad de Mónaco y sus alrededores con uno de estos Clase B F-Cell. Una prueba totalmente libre de ruido y emisiones.
Sin embargo, Mercedes reconoce que aún quedan algunos obstáculos por superar y que, en especial, el suministro a gran escala de hidrógeno inocuo para la atmósfera constituye uno de los grandes problemas. No obstante, con la recién estrenada campaña a favor de este tipo de hidrógeno, denominada "H2 Mobility", se pretende resolver este problema estructural antes de 2010 a través de una alianza de gran alcance entre socios industriales y el gobierno federal.
Rápido y silencioso
Con un fervor que roza la súplica, los responsables de Mercedes alaban el gran potencial que presenta su tecnología para una fabricación en serie a gran escala, así como el desarrollo de la correspondiente infraestructura de suministro. Parece que es necesario mostrarse así de seguro de uno mismo para convencer realmente a los demás del potencial de esta nueva tecnología y del inminente cambio que sufrirá nuestra movilidad. Si los de Sttutgart no logran encender la llama entre la población, es posible que este ambicioso proyecto esté abocado al fracaso.
En cualquier caso, las características de conducción del Clase B F-Cell han dado lugar a grandes esperanzas y crean grades expectativas en lo que respecta a este automóvil del futuro limpio y que, en realidad, está bastante más cerca de lo que creemos. Aparte de las grandes pegatinas "F-Cell" situadas en los laterales, en principio el vehículo tiene casi el mismo aspecto exterior que el Clase B normal. A primera vista, el interior tampoco revela ninguna pista sobre la nueva tecnología de propulsión. La llave de contacto se introduce como siempre en el bombín y con un giro hacia la derecha se pone en marcha el vehículo. Sin embargo, a este movimiento no le sigue el correspondiente rugido del motor. Tras situar la palanca de cambio en la posición D, tan sólo nos queda desplazar el pie del pedal del freno al pedal de aceleración y el coche comienza a circular de forma tan ágil como silenciosa. Lo único que nos acompaña a lo largo de la prueba es un ligero zumbido similar al de una turbina.
El principio de funcionamiento de la pila de combustible
Dos fuentes de corriente
En la pantalla a color situada en la consola central, en lugar de ver la información del sistema de navegación podemos controlar, de forma alternativa, la gestión de la energía. Aquí podemos apreciar si el motor eléctrico de 100 kW de potencia situado en el eje delantero se alimenta exclusivamente de energía procedente de la batería de iones de litio, o si es necesario convertir el depósito de hidrógeno de a bordo en energía eléctrica en la pila de combustible. A más tardar cuando pisemos a fondo el pedal de aceleración entrará en funcionamiento la pila de combustible. Incluso en este caso el conductor no se da cuenta de que una segunda fuente de energía suministra al motor la corriente necesaria. Para él, el comienzo de la producción de corriente en la pila de combustible tiene lugar de forma absolutamente suave y sin ningún retardo apreciable.
La batería por sí sola sólo es capaz de impulsar a este prototipo hasta una velocidad media. El Clase B F-Cell obtiene la mayor parte de la corriente necesaria para lograr una aceleración rápida y alcanzar velocidades más elevadas de la pila de combustible. Los tres depósitos situados en el piso del vehículo almacenan unos cuatro kilos de hidrógeno. Este gas comprimido a 700 bares resulta suficiente para generar corriente para recorrer unos 400 kilómetros.
Tres euros para 100 kilómetros
Y es que los puntos de recarga todavía brillan por su ausencia. Por ejemplo, en Alemania sólo existen siete estaciones de servicio de hidrógeno públicas en las que un litro de hidrógeno cuesta entre ocho y nueve euros. Con un consumo de un kilo a los 100, en términos de consumo de combustible un vehículo equipado con pilas de combustible no resulta más caro que un automóvil con un motor de gasolina de características similares. Mercedes calcula que, en un futuro, el precio rondará los tres euros por kilo. A la vista del progresivo aumento de los precios del crudo, y en lo que respecta a los costes de funcionamiento, un vehículo equipado con pilas de combustible debería ser absolutamente competitivo en comparación con un automóvil convencional.
Hasta los 170 km/h
El Clase B F-Cell alcanza de forma relativamente rápida los 120 km/h. Al hacerlo, el motor no se muestra en absoluto fatigado o sobreexcitado. Se dice que este Clase B puede llegar incluso a los 170 km/h, algo que, teniendo en cuenta los límites de velocidad imperantes en Francia, no quisimos probar. Sin embargo, en ningún momento tuvimos la impresión que nuestro prototipo no pudiera alcanzar ese nivel. Por lo demás, el Clase B F-Cell se conduce como cualquier otro automóvil, aunque se aprecia un cierto exceso de peso y, seguramente por este motivo, el reglaje del chasis no acaba de ser igual de sensible y cómodo que el de un Clase B normal. .
Después de la serie pequeña llega ahora la serie grande
Tan sólo un año después está previsto que dé comienzo la producción a gran escala de un vehículo de pila de combustible de Mercedes. La versión de esta serie estará basada en la próxima generación del Clase B y debería ofrecer el nivel técnico y la viabilidad para el uso diario que hemos podido experimentar con el prototipo actual. En términos de precios, el modelo de serie debería situarse al nivel de un modelo compacto bien equipado, es decir que costaría entre los 30.000 y los 50.000 euros.
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