El Algarve cocina un plato con mucho gusto

El Algarve ha decidido apostar por su gastronomía y su cultura para cocinar una oferta más atractiva entre los turistas, que proceden mayoritariamente desde el Reino Unido y España.

Más conocida por sus playas y sus paisajes casi vírgenes, la región más meridional de Portugal está confeccionando una extensa oferta gastronómica basada en la riqueza de las especies que habitan sus costas -camarones, pulpos, mejillones, almejas,...- para realzar su atractivo turístico.

Faro, Tavira y Silves, tres de las principales ciudades del Algarve, unen el gusto por la buena mesa a unos rincones que han sido testigos de muchos siglos de historia: desde los romanos hasta nuestros días, pasando por la heróica reconquista de las tierras a los musulmanes, que también han dejado su huella en la arquitectura.

Más que pescado y marisco

En la cocina típica del Algarve destacan los platos preparados con la tradicional cataplana, una especie de wok autóctono con el que se cocina al vapor y que permite conservar casi intacto els sabor de los alimentos. Las más celebradas son las de pescado y marisco, a pesar de que las de carne también saben fenomenal.

Porque en el Algarve no todo lo bueno viene del mar. Una escapada a Monchique, en la sierra del mismo nombre al noroeste de la región, nos permitirá degustar carnes de caza como el jabalí encebollado o ricos embutidos.

Allí encontraremos restaurantes típicos de montaña como el Jardim das Oliveiras, regentado por António Baiona, con una amplia carta de platos tradicionales como los cogumelos (setas), la polenta, el chorizo asado o la morcilla. Las diferencias van más allá de la mesa porque los parajes arbolados del entorno contrastan con las llanuras costeras.

Si en vez de acudir al restaurante prefieren preparar sus propios platos, es recomendable una visita a los mercados de Vila Real de Santo António, casi en la frontera con Huelva, o de Olhao, a pocos kilómetros de Tavira. El pescado y el marisco descargado directamente por los pescadores de esas poblaciones es de una calidad dificilmente superable.

Aceite y vino de calidad

Para aderezar esa apetitosa oferta o acompañar los suculentos platos, están surgiendo diversas iniciativas locales que buscan posicionarse en el segmento de los productos de calidad.

Como el aceite virgen extra Monterosa, que nace de las 20 hectáreas de olivos que cultiva Detlev von Rosen, un holandés afincado en Moncarapacho desde hace casi 40 años. El negocio va tan bien que pronto ampliará su plantación en 15 hectáreas más. El secreto: aceite para gourmets de muy buena calidad a 10 euros el medio litro.

O como los vinos de la Quinta do Barranco Longo en Algoz, cerca de Silves. Rui Virgínia, un joven economista aficionado a la enología, decidió plantar 15 hectáreas de viñedos hace ocho años siguiendo los consejos de unos amigos y ya posee una carta de diez vinos de calidades y gustos diversos. Un blanco de 2008, que mezcla las variedades Arinto y Chardonnay, es sin duda uno de los más destacados.

Para los más valientes queda reservado el tradicional aguardiente de madroño. Se fabrica en pequeñas explotaciones casi de forma artesanal, como el Monte da Lameira que encontramos en plena sierra de Monchique.

Estancias con encanto

Más allá de los grandes centros hoteleros, el Algarve también ofrece pequeños hoteles o instalaciones con un encanto especial (charmosos, del charm inglés, como les gusta decir a sus promotores).

Pedras d'el Rei, entre Santa Luzía (la capital del pulpo) y Tavira, es un resort muy especial frecuentado por turistas españoles que ofrece alojamiento en casas individuales, pero con los servicios propios de un hotel.

Además se encuentra a pocos minutos de la playa del Barril, una de las más atractivas de la Isla de Tavira dentro del parque natural de Ría Formosa. Se puede ir andando o en un original trenecito que permite disfrutar del paisaje de dunas sin esfuerzo. Muy cerca está el cementerio de las anclas (foto), un vestigio del pasado marítimo de la población.

También cerca de Tavira, se sitúa el Hotel Vila Galé Albacora, un enorme complejo turístico que ocupa las edificaciones de lo que hasta hace pocas décadas era una villa de pescadores. Cuenta con todo tipo de servicios -la antigua escuela se ha reconvertido en centro de recreo para los más pequeños- y está claramente orientado al turismo familiar. Además dispone de un enlace marítimo directo hasta las playas más cercanas para sus clientes.

Para los paladares más selectos, hay otros destinos con encanto de más nivel...y precio. Es el caso del coqueto hotel Monte do Casal de Estoi o el resort Vila Monte de Moncarapacho, ambos pertenecientes a grandes cadenas de hoteles de lujo. Y cerca de la playa de Galé, en Albufeira, se encuentra el Vila Joya, el único resort del Algarve con un restaurante de dos estrellas en la Guía Michelin.

Por último, pero no menos importante, los que buscan estar cerca de la cultura local, encontrarán en las pousadas una buena alternativa para el descanso. Suelen ocupar edificios históricos, un poco al estilo de nuestros paradores, y ofrecen una excelente relación calidad-precio. La de Pousada de Tavira, por ejemplo, está ubicada en un antiguo convento y es un excelente lugar para el descanso y el reposo.

Cómo llegar:

- Por avión: El aeropuerto de Faro, la capital de la región, no tiene vuelos directos con España, pero se puede llegar vía Lisboa.

- Por tren: Una alternativa es coger un AVE hasta Sevilla y desde allí conducir un par de horas para llegar al Algarve.

Información práctica:

- Turismo del Algarve: www.algarvepromotion.pt

- Posadas de Portugal: www.pousadas.pt/historicalhotels/ES