El ramadán vacía los bares musulmanes de la ciudad
Pero el ayuno no ha sentado bien a todos los comercios musulmanes. Por ejemplo, Mohamed, dueño del bar Tetuán, tenía ayer el local vacío a media mañana y reconoce que «pierde dinero en esta época». Dice que por el día ya no van compatriotas suyos y que «sólo se recobra la actividad normal a partir de las 20.00 horas». Aun así, como creyente que es, asegura que no le importa porque «Dios es más importante».
‘Harira’ y ‘chubakia’
Llegada la noche, la cosa cambia. El local se llena de musulmanes para tomar, entre otras cosas, harira. «Es una sopa que lleva de todo y tiene muchas calorías». Después se comen dátiles, huevos cocidos, dulces y zumos.
El ayuno, sin embargo, se nota menos en otros comercios como en las carnicerías. Sólo en el barrio del Carmen hay cinco locales regentados por inmigrantes. Aoued, dueño de una de ellos, dice que «el ramadán no se ha notado en las ventas». Sin embargo, advierte de que ha aumentado «el consumo de dulces como la chubakia, los dátiles y las piezas de hojaldre», concluye.
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Una época para empezar de nuevo
El ramadán «es un tiempo de reconversión y una época para empezar de nuevo», según ha dicho a 20 minutos, el imán de la mezquita del Carmen, Abdelhadi. Durante esta fiesta musulmana, los creyentes no pueden probar bocado por el día ni tampoco «beber, fumar, mantener relaciones sexuales, tener pensamientos impuros ni hablar mal de los demás, entre otras cosas». Sin embargo, con la puesta del sol llegan las celebraciones y las cenas festivas con familiares y amigos.