Cine

La jornada en la que George Clooney eclipsó a todas las estrellas de Venecia

"¡George! ¡George!". Ese fue el grito más repetido ayer en Venecia. A todas horas, y en todos los lugares en los que Clooney se paseó, porque el martes fue el día escogido por la organización para presentar Men who stare at goats, el último trabajo del actor y realizador.

Men who stare at goats es una cinta marciana, rodada en clave de los hermanos Coen, pero sin los hermanos Coen tras las cámaras. El que ha ocupado su lugar ha sido Grant Heslov, viejo amigo de Clooney y colaborador suyo en varias de sus películas. Una amistad que se remonta "a 1982. Grant y yo estudiamos juntos. Me prestó mil dólares para hacerme un book. ¡Todavía lo utilizo!", bromeó el actor, con su eterna sonrisa siempre dispuesta a derretir corazones.

Y los derritió. Vaya si lo hizo. Y no solo los femeninos. En una de esas cosas que solo pasan en Venecia, un reportero le confesó su amor a Clooney. Le pidió un beso y lo hizo desnudo, a excepción de la ropa interior y una corbata. Nada. El intérprete, sonrisa eterna de nuevo, lo lamentó: "Es una pena que hagas todo esto y no vayas a conseguir nada". Pero para que el chico no se fuera desolado a casa, reconoció que la corbata le quedaba "muy bien". La decepción llegó unos segundos más tarde cuando los miembros de seguridad le quitaron la otra pieza de ropa que llevaba consigo, la acreditación.

Por la tarde, otra sesión de baño de masas y corazones partidos. "¡George! ¡George!". Esta vez los gritos llegaban desde el balcón donde se observaba la llegada del actor al Lido. Había de todo, quinceañeras con carteles ("Come here", ven aquí) para intentar acercar a la estrella, y mujeres ataviadas con sus mejores galas. Las perlas no faltaron, ni los vestidos deslumbrantes.

La paciencia de Elisabetta Canalis

Pero la reina de la tarde fue otra joven, de nombre Elisabetta Canalis, italiana para más señas, y que le acompañó con más paciencia que una santa mientras Clooney firmaba autógrafos a los seguidores. El magnetismo del actor es tal que hasta una pareja de carabinieri se acercó para hacerse una foto con la pareja.

De la noche veneciana de Clooney y Elisabetta sabemos poco. Algo debe tener la Mostra que atrae al estadounidense . Ha demostrado verdadera pasión por un festival al que ha asistido en las tres últimas ediciones. "Es genial, es el único certamen del mundo al que vas al estreno en barco", reconocía en el encuentro con la prensa.

Y a todo esto, el bueno de Ewan McGregor en segundo plano. El protagonista de Moulin Rouge y otro sueño húmedo de millones de personas en todo el mundo pasó casi desapercibido tanto en la rueda de prensa como en la alfombra roja. Los gritos ("¡George! ¡George!") se los llevó su compañero de reparto.