Valdemar une sus dos bodegas creando el primer Rioja nacido "del sueño americano"
Un reto que han podido materializar a raíz de su exitosa aventura en Estados Unidos, donde abrieron en 2019 la primera bodega no americana del estado de Washington.
Y es que, aunque la idea inicial cuando iniciaron ese ambicioso proyecto era crear nuevos estilos de vino que fusionaran los frutos americanos con la tradición y saber hacer riojanos, las simbiosis nacidas entre la bodega norteamericana y la riojana demostraron que el viaje podía hacerse también a la inversa.
Tal y como explica Ana Martínez Bujanda, 5ª generación de la familia, "Nace así Valdemar Inspiración, un vino creado con materias primas indiscutiblemente riojanas, pero inspirado por el espíritu joven, creativo y transgresor que caracteriza a la zona vitivinícola de Walla Walla", lugar donde se estableció la sede de Valdemar Estates en 2019.
Un vino sin precedentes que honra la tradición pionera de Valdemar y que sus creadores definen como "independiente, moderno y con personalidad propia", al alejarse de los cánones establecidos en los vinos de Rioja tradicionales.
Nuevos aires que se reflejan también en su botella, mucho más ligera y sostenible, y en el etiquetado ideado por el mismo estudio de arquitectura norteamericano que diseñó la bodega de Walla Walla. Juntos, componen la perfecta tarjeta de presentación para este sorprendente blend de Tempranillo, Graciano y Maturana. Una elección de variedades que, evidentemente, tampoco fue casual.
Bodegas Valdemar lleva años abanderando la recuperación y conservación de las variedades Graciano y Maturana, autóctonas de Rioja. Una materia prima tradicional muy pegada a sus raíces que, sin embargo, se atrevieron a cargar de matices americanos en una elaboración influenciada y enriquecida por las conversaciones entre el director técnico de Valdemar, Antonio Orte, y Devyani, la winemaker de la bodega estadounidense.
El resultado es un vino creativo y transgresor, que combina la potencia de los frutos rojos con aromas de cacao y hierbas de monte bajo. La experiencia se completa con una entrada en boca golosa, sabrosa y afrutada de final largo y elegante.
Una apuesta que ya empieza a encontrar su lugar en las cartas de los más selectos restaurantes, y con la que Valdemar espera llegar al paladar (y al corazón) de un público joven, amante de los buenos vinos y ávido de nuevas experiencias enológicas.