Más coincidencias entre Cayman y Z4: ambos han sido objeto de severas críticas. Algunos no veían el derivado del Boxter como un verdadero Porsche, o lo consideraban una versión del 911 "para pobres", incluso algún crítico se quejó de su caprichosa y abultada cintura. El diseño del Z4 también estuvo en el punto de mira de muchos críticos, al menos, el de la primera generación.
Pero en el presente año 2009 los criticones han tenido que cerrar la boca en ambos casos. El rejuvenecido Cayman es ahora por derecho propio un miembro más de la familia Porsche, considerado por algunos incluso mejor alternativa que el 911. Y también la nueva edición del Z4 ha hecho enmudecer con su logrado diseño a las malas lenguas.
Un noble refugio
El Z4 también gusta por dentro. Ante el conductor se extiende un capó inusualmente largo que refleja el cielo de forma espectacular. También un rápido vistazo a la cabina del piloto es toda una experiencia para los sentidos: en vez del purismo de un roadster reina un ambiente noble con una atractiva mezcla de materiales, inserciones en madera y aluminio y muchas funciones destinadas al confort.
A pesar de las numerosas funciones, el cuadro de mandos del Z4 se presenta despejado, en parte gracias a la astuta unidad de control situada entre el reposabrazos y la palanca de cambios, que permite manejar con soltura, entre otras cosas, el potente equipo de sonido y el sistema de navegación. Sin embargo, a veces su localización en la consola central puede resultar molesta, ya que si, por ejemplo, estiramos el brazo para meter primera, podemos empujar sin querer el mando con el codo.
Más espacio en el Porsche
Por lo demás, el Z4 ofrece una buena amplitud interior, bastantes lugares de almacenamiento y asientos de diseño deportivo, aunque estos últimos no nos resultaron tan cómodos en largas distancias como habría cabido esperar por su aspecto.
Los asientos deportivos del Cayman recogen mejor el cuerpo y la espalda sufre menos en trayectos largos. La altura libre al techo fijo de este biplaza cerrado, con su pronunciada concavidad, resulta más holgada que la del Z4, y cuenta con un amplio maletero tras los asientos. En conjunto, el Cayman ofrece las mejores opciones para el transporte de objetos con sus dos maleteros (trasero y delantero) y los demás lugares de almacenaje, y su interior, negro en gran medida, no se queda por detrás del Z4 en cuanto a funcionalidad, calidad y lujo.
Alegrías y penas
Por el contrario, el Z4 tiene un inconveniente estructural: En su maletero de 300 l sólo caben 180 l con el techo abierto. Para compensar, el BMW ofrece el extraordinario placer de conducir sin capota. Con sólo pulsar un botón las dos partes del techo quedan elegante y rápidamente plegadas en el maletero, eso sí, no durante la marcha.
Si quisiéramos "hacer topless" con el Porsche, deberíamos cortar por lo sano con una radial, pero su techo fijo nos proporciona grandes placeres de conducción en otros aspectos. Mientras que el Z4 alcanza casi las 1,6 toneladas con su techo convertible, el Cayman S sólo supera ligeramente los 1400 kg. Con esto, evidentemente, el Porsche pasa a otro plano en cuanto a cualidades dinámicas, principalmente porque la estructura cerrada ofrece mayor rigidez torsional. De todas formas, la vibración propia de los descapotables no es nada acusada en el Z4.
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