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Entrevista | Manuela Carmena: "Me gusta lo que veo en Yolanda Díaz, pero quiero ser discreta: no quisiera perjudicarla"

Manuela Carmena (Madrid, 1944) fue alcaldesa de la capital entre 2015, cuando logró el bastón de mando tras 26 años de gobierno de la derecha, y 2019, cuando ganó pero quedó en minoría ante PP, Cs y Vox. Antes fue abogada laboralista -fundó el despacho donde se produjo la matanza de Atocha de 1977- y magistrada. Se define como "jubilada activa", acaba de publicar La joven política (Península) y recibe a 20minutos en su cocina, con café y magdalenas.

¿Echa de menos la Alcaldía?

Para nada. He tenido muchos trabajos, todos interesantes, y una vez acabados han venido otros.

¿Ser alcaldesa fue un trabajo más?

Sí, eso es.

¿Y ahora?

Soy jubilada activa. Participo en una ONG donde diseño muñecos, divulgo el derecho en ‘Máster en justicia’ (RNE), escribo, investigo...

Así que más activa que jubilada.

Muy bien visto, sí [ríe].

¿Cómo ve Madrid? ¿Y a su sucesor?

No debo enjuiciar la actitud de Almeida (PP). Es bueno que los proyectos se sucedan y no destruir lo hecho por los anteriores. Madrid es una ciudad estupenda, y cuando veo los montones de hojas caídas, digo: «¡Qué alegría, ya no dependen de mí!». La oposición decía que no se recogían. Ahora forman alfombras donde la gente resbala, pero no dependen de mí.

Critica que no se reconozcan méritos ajenos. ¿Qué se ha hecho bien desde 2019?

No sé muy bien qué se ha hecho, no me constan nuevos proyectos. Han inaugurado algunos de los nuestros... quizá no estoy al tanto.

Censura la crispación y dice que intentó gobernar de manera distinta, pero que no funcionó.

Pondré el ejemplo de la radio municipal. Cuando le conté a la oposición en privado que íbamos a dar vida a aquella radio que no se usaba, dijeron: «Qué bien». Cuando la puse en marcha, la ridiculizaron hablando de «aló, Carmena». Luego la quitaron de cuajo. Eso no es bueno.

Manuela Carmena, tras la entrevista, en el pequeño jardín de su casa.

Pide gobernar para todos, pero Almeida y usted tienen distintos modelos de ciudad. ¿Cómo se hace?

Los programas tienen que convertirse en proyectos de Gobierno y acoplarse a la realidad social. A veces hay que buscar el consenso, ceder, ir más despacio. No pasa nada.

¿Hay que ser menos ambicioso, hacer menos con más acuerdos en vez de más sólo con los tuyos?

Sólo con los tuyos no se suele poder. Hacer algo muy discutido es plantar vegetales en un mal sustrato: no cuaja.

Porque entonces uno hace, otro deshace...

Y se genera desafección. Hay que escuchar, debatir, evaluar las medidas y convencer a la gente de sus efectos positivos. Así se avanza.

Cita otro obstáculo para el cambio: los funcionarios, los altos técnicos.

No encontré un reproche ideológico, pero sí poquísima predisposición al cambio. Son muy conservadores. Una vez pedí enviar una carta con un dibujo a los niños que habían participado en un concurso de poesía y me preguntaron:«¿Cómo contratamos eso?». Al final el dibujo lo hice yo, y punto.

¿Por qué le va tan mal a la izquierda en Madrid?

La izquierda siempre ha aportado las novedades y cuando inventas un camino, tienes tropiezos.

Pues lleva 30 años tropezando...

No, 30 años no, ha habido conquistas y una transformación extraordinaria. En 1960 había niños descalzos y analfabetismo, y ha sido la izquierda, las fuerzas progresistas, quienes han avanzado. Siempre es así.

¿Fuerzas progresistas?

El epíteto izquierda está asociado a lo que significaron en un momento el PSOE y el PCE, dando protagonismo a la clase obrera. Hoy me gusta más hablar de progreso: puede incorporar a gente que no se siente cómoda con la etiqueta de la izquierda.

La exalcaldesa Carmena recibió a '20minutos' en su casa.
Jorge París

Es muy crítica con el funcionamiento de los partidos y afirma que deben abrirse. ¿Cómo?

Primero, planteo que presenten a las elecciones proyectos que se puedan votar. Un mismo ciudadano podría elegir proyectos de distintos partidos.

¿Una suerte de referéndum?

Eso es. Si quisieran tener éxito, tendrían que presentar ideas trabajadas y muy transversales.

¿Qué más?

Habría que facilitar que se presenten agrupaciones electorales -las condiciones económicas son ahora muy disuasorias-. Y, en tercer lugar, planteo que haya una representación de ciudadanos elegidos por sorteo. Serviría para estimular y evaluar a los partidos.

¿Sería algo apetecible o un castigo para la gente?

El jurado y las jornadas electorales funcionan bien por sorteo. La gente va con miedo, pero luego se ilusiona y aporta con interés.

¿Le han decepcionado los nuevos partidos?

Su error ha sido seguir el modelo clásico.

¿Le preocupa que Vox sea el nuevo partido de éxito?

Claro. Indica que la democracia no funciona con la calidad que debería. La única manera de parar a la extrema derecha -que no es demócrata- es una mejor democracia. En Alemania la extrema derecha cae porque en el parlamento no se insulta.

Plantea penalizar el insulto la mentira, ¿pero quién decide qué es mentira?

Hay entidades de verificación privadas. Podríamos evaluar si hacer una concatenación de oficinas de verificación o una oficina pública.

Me recuerda a la polémica de ‘Madrid, versión original’...

Sí, se montó una buena, pero la política no se puede basar en mentiras y falsos diagnósticos.

Pide otra forma de hacer política. ¿Le gusta el proyecto de Yolanda Díaz?

Me parece bien y me gusta, pero quiero ser discreta y responsable: no quisiera meterme en algo que no es mío. Me gusta en líneas generales, pero no quiero tener ninguna vinculación que le perjudique.

¿Así que le gusta como espectadora?

Como espectadora.

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