Porsche Panamera, deportivo y berlina en un único automóvil

  • El Panamera es un Porsche con el ADN característico de la marca.
  • El fabricante pretende vender hasta unas 20.000 unidades al año.
El Porsche Panamera permite reunir familia, perro y Porsche en un modelo.
El Porsche Panamera permite reunir familia, perro y Porsche en un modelo.
El Porsche Panamera permite reunir familia, perro y Porsche en un modelo.
¿Un deportivo para cuatro personas? ¿Una berlina para
trayectos largos superdeportiva? El Porsche Panamera reúne ambas cualidades, logrando ser lo que su conductor desee en cada momento. Sin embargo, la duda acecha: ¿es el Panamera aún un Porsche?

El debate sobre el ser o no ser de un Porsche ya tuvo lugar en tiempos en los círculos especializados, más concretamente en 2002, cuando el lanzamiento del Cayenne supuso la aparición en el mercado del
primer modelo de eminente carácter práctico. La
prensa amarilla predijo entonces el fracaso de este hermano del VW Touareg, pero pronto se vio cuán equivocada estaba: los ricos y famosos no dejaron ni un solo Cayenne en los concesionarios. Por fin era posible reunir familia, perro y Porsche en un modelo. Ahora se espera una
acrobacia semejante del Panamera, ensamblado en Leipzig y del que se pretende vender hasta unas 20.000 unidades al año.
ADN de Porsche

A la vista del diseño de Michael Mauer, no cabe duda de que esta
berlina de cuatro puertas es un Porsche con el
ADN característico de la marca: guardabarros de mayor altura que el capó, la enorme entrada de aire en lugar de la parrilla del radiador, los marcados hombros sobre las ruedas traseras o el renovado habitáculo de línea coupé. En resumen: un simple vistazo ya basta para identificarlo como Porsche.

La misma impresión se desprende del
interior: el conductor se siente como en un 911, lo que se debe en parte a la
profundidad del asiento. A pesar de ello, tanto el acceso como la salida se realizan cómodamente, incluso al asiento trasero. El equipo de ingenieros ha logrado un
amplio espacio interior en sólo 1,40 metros de altura que permite a pasajeros de hasta 1,90 metros disponer de suficiente amplitud en el asiento trasero.
Gran consola central

A diferencia de los
mandos circulares del 911 con el enorme cuentarrevoluciones en medio, la
gran consola central del Panamera, que separa al conductor del copiloto y que se prolonga entre los asientos traseros, tiene una
nueva configuración. Como modelo se ha tomado el discreto superdeportivo Carrera GT que se ensamblaba hasta 2006, si bien los ingenieros del Panamera se han inclinado más por un
diseño elegante que por una estética deportiva purista.

Las nuevas filas de botones que flanquean la palanca de cambios recuerdan más bien a un lujoso teléfono Vertu, si bien no ofrecen una calidad semejante. El plástico empleado no corresponde a un vehículo de este segmento de precio, un error que Porsche ya cometió con el 911.

El placer de conducir

Con todo ello, el Panamera cumple los requisitos para una berlina con chófer, si bien es poco probable que su dueño entregue la llave de arranque voluntariamente: a diferencia del Cayenne, algo pesado por su diseño, la conducción del Panamera es la de un auténtico Porsche y se disfruta tanto como la del 911.

El responsable de este disfrute es un

potente motor de ocho cilindros de 4,8 litros, conocido ya del Cayenne pero que se ha visto sometido a
múltiples modificaciones (sobre todo por cuestiones de espacio) para integrarlo en el Panamera. Éste es también el motivo por el que no se ha recurrido a motores bóxer, ya que no cabrían en los 1,93 metros de anchura del Panamera y no era cuestión de desarrollar un
vehículo más ancho.
Cuestión de peso

Su
peso de unos
1.800 kilos (la versión Turbo pesa casi dos toneladas) se hace notar, si bien ello no conlleva que el vehículo pierda la trayectoria ni siquiera en los cambios bruscos de dirección. Los modelos con
tracción total en especial parecen rodar
pegados al asfalto y no se desvían de su senda ni un solo milímetro. Únicamente las cifras de consumo de este tipo de tracción se apartan considerablemente de la estimación de fábrica.

Gracias al
dispositivo de arranque y
parada automáticos (de serie a partir del 4S) y otras mejoras en, por ejemplo, la gestión del motor y la aerodinámica (por encima de los 90 km/h se despliega un alerón), el Panamera S consumiría en el mejor de los casos
10,8 litros (con transmisión PDK). Con el
cambio manual, la estimación de consumo del fabricante no baja de los
doce litros y medio. La tracción total del 4S supone, por el contrario, sólo un aumento de 0,3 litros e incluso la versión Turbo consigue su mejor marca con 12,2 litros.
Factible

Quien se contenga, evite la tecla Sport y sólo
roce levemente el acelerador podría llegar a alcanzar las cifras de consumo mencionadas. Sin embargo, el que conduzca el Panamera como el Porsche que es, no bajará de los
15 litros e incluso quizá tenga que contar con un radical suplemento adicional.

Más eficiente será el
motor de seis cilindros de próxima aparición, cuya fecha de introducción en el mercado resulta tan desconocida como la de la anunciada versión híbrida. Tampoco se sabe cuándo hará su aparición la
versión diésel, si bien no hay duda de que lo hará en algún momento, puesto que ya el Cayenne demostró que la combinación Porsche y diésel es factible.

Hasta que llegue el
motor de gasolina
V6, el precio de salida del Panamera es de
105.000€. Por el
4S con tracción total y PDK, Porsche pide
114.000€. La
versión Turbo costará al menos
150.000€, si bien más de un comprador invertirá algo más, ya que sólo por la carrocería metalizada del Turbo habrá que desembolsar
1.140€ más. Y eso por no hablar de los casi
10.000€ que suponen la incorporación de
frenos cerámicos, entre otras cosas.
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