Gente

Sara Carbonero: la mirada triste de una luchadora incansable

Los grandes ojos verdes de Sara Carbonero no brillan desde que en 2019 tuvo que ser intervenida de un cáncer ovárico. Una enfermedad contra la que lleva luchando desde entonces y que la ha obligado a ingresar de nuevo tras sufrir una recaída que ha dejado en estado de shock a sus familiares y amigos. 

A pesar de que en las últimas semanas los médicos no son tan halagüeños en sus observaciones, Sara no ha perdido la esperanza. Sabe que está recorriendo una senda con muchos socavones, pero está convencida de que su actitud combativa y optimista le hará ganar una partida que es muy complicada.

A su lado, Iker Casillas la acompaña silencioso evitando que las especulaciones influyan en su estado anímico. Aunque en las últimas semanas se hablaba de separación o distanciamiento, el exguardameta se mantiene firme en su decisión y acalla la rumorología estando en el lugar que le corresponde. Con un rostro serio que evidencia preocupación, acude diariamente a la Clínica Navarra desde que el viernes Sara tuvo que ser intervenida quirúrgicamente.

Aunque haya habido fisuras propias del terremoto que es la enfermedad, juntos han cosido sus costuras y confiesan estar unidos frente a la adversidad. No han sido años fáciles. El infarto que sacudió a Iker fue el inicio de un tiempo para olvidar en el que han tenido que esquivar todo tipo de problemas que parecen menos amargos gracias a los hijos que tienen en común, Martín y Lucas, que son, sin miedo a tópicos, los motores de sus respectivas vidas.

Discreta y reservada, han sido muy pocas las ocasiones en las que la periodista ha querido referirse a las experiencias traumáticas que ha superado. A esa cara oculta que se esconde tras fotografías con miles de likes en redes sociales y que en realidad son instantes de una mujer abrazada a una resiliencia que pesa tanto como una condena, pero que la invita a seguir.

A pesar de que Iker ha jugado siempre un papel fundamental en cada pequeño avance, no es la única vez en la que se ha puesto el foco en la estabilidad del matrimonio. Ocurrió tras el fallecimiento del abuelo de ella. Iker concedió unas declaraciones entonando el mea culpa, reconociendo falta de apoyo y pidiendo perdón públicamente. Unas disculpas que sonaron a extraño y que, de alguna manera, sirvieron para corroborar que las cavilaciones que habían despertado sobre su relación podían esconder, entonces, retazos de verdad.

Haber fijado su residencia en Oporto no le hizo perder el vínculo con nuestro país

Sinónimo de belleza y de entereza, Sara ha sido catalogada como una de las presentadoras más atractivas de la televisión. Su paso por la sección de deportes de los informativos de Telecinco le hizo acariciar el cielo con las yemas de sus dedos. Y no solo en lo profesional, pues también fue inicio de su romance con Casillas, que culminó en beso inmortal y confirmatorio durante la cobertura del mundial de fútbol de Sudáfrica.

Ni siquiera haber fijado su residencia en Oporto durante años le hizo perder el vínculo con nuestro país. Allí probó suerte como conductora de espacios de entretenimiento, lo hizo al frente de Quiero ser, una especie de reality entre la moda y el espectáculo, y más tarde realizando entrevistas para Cuatro. Ahora, con el horizonte puesto en su recuperación, no quiere dejar de trabajar.

Seguirá hablando de deporte en su rincón de Marca y escribiendo sobre moda en aquellas publicaciones que quieran contar con ella. Porque si algo ha demostrado Sara durante la batalla contra el cáncer es que sabe transmitir positividad y enseñar que, incluso en los momentos difíciles, es importante sentirse bien, mirarse al espejo y sonreír. Todo un ejemplo a seguir.

loading...