El Centro de Adultos del Polígono Sur atiende a más de 500 personas al año

Desde que llega por la mañana hasta que se va, Juan Madrona no da abasto. Es el director del Centro de Adultos de Polígono Sur, en el centro cívico El Esqueleto y él dirige todas las actividades que realizan para escolarizar y alfabetizar tanto a los adultos del barrio como a los chavales más conflictivos.

«Atendemos a neolectores, analfabetos, preparamos para el carné de conducir, los institutos nos mandan a los chicos con dificultad, tenemos a más de 100 personas en las escuelas-taller, a 20 extranjeros del barrio en el curso de español para inmigrantes...», dice Juan. El centro atiende a más de 500 personas al año y ya lleva más de 25 funcionando.

José Cansino, ya septuagenario, es uno de los alumnos. Sonriente, cuenta que «antes firmaba con el dedo porque no sabía escribir. Ahora puedo leer las cosas por la calle. Y me gusta que nos pongan deberes».

Matemáticas, Lengua, Sociales...

Los 12 profesores del centro enseñan Lengua, Matemáticas, Sociales, Física... «Este curso, como novedad, estamos trabajando en las TAE (Tutorías de Apoyo al Estudio). Tenemos a 50 matriculados. Y en enero hemos empezado a atender a 15 chavales con grave riesgo de exclusión social. Les preparamos para sacarse la ESO», añade Juan Madrona.

Pero el mayor reto del director es lograr que vengan las mujeres de etnia gitana de Martínez Montañés. «Son las que más trabajo cuesta, por sus costumbres», dice Juan.

En el centro no falta un detalle. Aula de informática, cafetería y hasta han formado su grupo de teatro: No nos duele ná. Un guiño a la edad de sus 15 actrices, todas mujeres mayores. Acaban de estrenar su segunda obra, Títeres.

«Es teatro participativo, ellas aportan sus ideas y dan forma a la obra», dice Alberto, uno de los monitores de teatro. «Aquí la más joven tiene 66 años y la mayor, 84 ¡nos va la marcha!», bromean Ana Poceiro y Mari Romero.

Los alumnos y profesores opinan...

Manuela Zapata. Vecina. 72 años. Grupo de alfabetización. «Me gusta mucho aprender, sobre todo escribir. Lo que no me gusta tanto es restar (risas). Pero tenemos un maestro divino y aquí he hecho una mejor amiga y todo. ¡Soy la mayor de la clase! Yo animaría a los que no sepan a venir aquí».

Pedro Gómez. Profesor. «Trabajo con personas que no compran libros ni leen. Es la primera vez que enseño a adultos y es pedagogía en estado puro porque son adultos y niños a la vez. Me dicen ¿por qué le pones a leer a ella y a mi no? ó ponme un Bien que me hace ilusión. Me dan mucho cariño».

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