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Tecnomoda: una mirada al futuro-presente

Creación de Hussein Chalayan
Archivo

Cuando se habla de tecnomoda o cibermoda es inevitable sacar a colación el nombre del creador turco-chipriota Hussein Chalayan , quien en 1996 revolucionó el panorama con el broche final de su colección One hundred and eleven, pensada para la primavera-verano de 2007: cinco vestidos animatrónicos que se transformaban mecánicamente frente a los ojos del espectador. Su idea supuso un antes y un después en las pasarelas. Para desarrollarla contó con el estudio británico de ingeniería 2D:3D, fundado por Rob Enkins en 1985 y dedicado a dar soluciones creativas a medida. «El principal reto consistió en investigar, crear el prototipo, desarrollar y fabricar los vestidos mientras Hussein trabajaba en los diseños, y todo en tan sólo dos meses y medio».

El gran logro de esta futurista colección fue adecuar la tecnología a las prendas sin renunciar a la belleza de los diseños y de forma que no resultara engorroso desenvolverse con ellos. «No hay razón para que esta fusión entre moda y tecnología no se haya producido antes. Después de todo, la tecnología ha estado siempre ahí. Creo que es sólo una cuestión de tiempo y de que se generalice la disponibilidad y el coste de esta tecnología para que se integre en la ropa de diario».

En su siguiente colección, Chalayan profundizó en esos conceptos e introdujo la tecnología LED (Light-Emitting Diode, es decir, diodo emisor de luz). Ese ir más allá del diseñador es justo lo que le ha llevado a ser nombrado director creativo de Puma. Joche Zeitz, presidente de la firma, destacaba su espíritu innovador como determinante en su elección: «Hussein Chalayan es un visionario de la moda, del diseño y de la industria del arte. Como creativo de Puma nos traerá el uso de las nuevas tecnologías, su pensamiento vanguardista en el campo del diseño y su provocativo punto de vista».

Del pulso al ipod

La moda deportiva ha sido la primera en aplicar la tecnología, sobre todo con una finalidad útil. Es ya común encontrar prendas que monitorizan las funciones vitales durante la práctica de deporte, cuyos resultados se analizan una vez volcados en el ordenador o a través de dispositivos de muñeca. La compañía Textronics ha desarrollado la marca de ropa deportiva inteligente NuMetrex , con sensores de monitorización invisibles que, integrados en las fibras, crean un auténtico tejido sensible.

Desde el punto de vista lúdico, son más de una las marcas que ya han lanzado sus chaquetas iPod con circuitos incorporados. Por ejemplo, la Solar Ski Jacket, de Ermenegildo Zegna , comercializada este invierno, permite recargar el teléfono móvil, el iPod, el iPhone o cualquier aparato de comunicación de forma ecológica; dos pequeñas células acopladas en el cuello de neopreno de la chaqueta permiten aprovechar la energía solar. Para su creación contaron con Interactivewear, que también ha desarrollado la Freeway Jacket, que lanzará Zegna Sport esta primavera, con LED en el cuello que funcionan como luces de posicionamiento y localización en la noche.

La tecnomoda también tiene mucho que ver con nuevos modos de fabricación y nuevos tejidos, como el foto-luminiscente, que absorbe la energía y la emite como luz en la oscuridad sin baterías, creado por Natallia Allen y su empresa Design Futurist . Natallia es una joven y reputada consultora a la que recurren las más prestigiosas firmas internacionales (Donna Karan, etc.) en busca de una visión fresca e innovadora que las ayude a desarrollar nuevos productos. «Funcionamos como un laboratorio externo para estas compañías. Mi papel requiere la creatividad de un diseñador y el pragmatismo de un empresario, debemos encontrar el equilibrio entre lo práctico y lo creativo».

Tejidos ecológicos y nutritivos

Uno de los campos de la cibermoda que más interés despierta en estos momentos radica en tejidos y técnicas ecológicas o sostenibles. «La sostenibilidad es el concepto a tener en cuenta —afirma Natallia Allen—. El futuro reside en las prácticas y los productos respetuosos con el medio ambiente». Entre sus proyectos más destacados se encuentra un vestido hecho de SeaCell, un tejido que libera nutrientes (calcio, vitamina E) directamente en la piel, que se expuso en el Museo de la Ciudad de Nueva York.

El desarrollo de tejidos terapéuticos y cosméticos ya está en marcha. Lycra Body Care ha nacido de la colaboración de Lycra, Invista e IFF, y es una fibra con microcápsulas que se liberan al entrar en contacto con la piel y la proveen de aloe vera, vitamina E, aromas... Cada vez son más los que trabajan en la creación de tejidos inteligentes, como la italiana Grado Zero Espace, a la que recurren firmas como Hugo Boss y Dolce&Gabbana, o la empresa californiana Nano-Tex, que comercializa tejidos que reducen las marcas de sudoración, repelen los líquidos o eliminan la energía estática, y que suministra a Hugo Boss, René Lezard o Marks & Spencer.

Tecnología emocional

Otra aventurera en estas lides es Elena Corchero, graduada por la Central Saint Martins de Londres, que fundó la empresa LostValues y ha desarrollado interesantes proyectos con LED cargados por células solares integradas en las prendas. Uno de sus productos estrella es la estola whiSpiral, que permite a los seres queridos grabar pequeños mensajes y los susurra cuando te envuelves en ella o la acaricias. Un juego sensorial y emocional que confirma que la tecnología sirve para estar cerca de los que quieres aun estando físicamente lejos.

Pero también es un interesante recurso meramente creativo. Los tejidos lumínicos cada vez tienen más adeptos. Quizá los trabajos de la diseñadora alemana Anke Loh sean los más conocidos en esta materia, sus creaciones a base de Luminex (tejido de fibra óptica) o de LED. En España tenemos un ejemplo más cercano: el del joven diseñador Joan Fabregas en las dos últimas ediciones de El Ego de Cibeles. En su colección de otoño-invierno 08/09 presentó creaciones en Luminex (en la temporada siguiente, también Amaya Arzuaga utilizaría fibra óptica en su desfile). Y en su propuesta de primavera-verano volvió a sorprender con prendas que jugaban con tintas termocrómicas que varían de color en respuesta a los cambios de temperatura.

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