Ha dedicado su vida al cine, y ahora recurre a él para volver a Estados Unidos:
Roman Polanski, autor de
sobreseimiento de los cargos de abuso sexual a una menor que pesan sobre él desde 1977.
El caso, sin novedad desde que Polanski huyó a París en 1978 –se exponía a una
condena de 50 años por drogar y violar a una chica de 13–, ha dado un giro tras el estreno de
La cinta de la evidencia
Los abogados de Polanski aseguran que el filme evidencia que
la falta de profesionalidad de los implicados en el caso distorsionó el proceso.
El director, de 75 años, es ciudadano francés y no puede ser extraditado. Cuando en 2003 ganó el Oscar al mejor director por
El pianista, no fue a recogerlo por temor a ser detenido. La víctima, Samantha Geimer, ha declarado varias veces que
no desea que el cineasta sea encarcelado, sino que pida perdón públicamente y muestre su arrepentimiento. La vista para revisar el caso puede celebrarse el 21 de enero: ¿será el primer paso para recoger otro Oscar?
El hombre y sus circunstancias
El documental de Zenovich no juzga a Polanski, sino que muestra por qué se produjo el delito y cómo lo afrontó la justicia. En 1977 el director
vivía un mal momento: sin productores para
El quimérico inquilino vapuleada por la crítica e incapaz de superar la muerte, en 1969, de su esposa
Wanted and Desired, que Variety define como "hipnótico retrato de un humano torturado". Zenovich explica que "cualquiera en el lugar de Polanski habría salido corriendo".