Los eclipses eran augurios peligrosos para los antiguos astrónomos chinos, pero éste se da exactamente una semana antes de que la antorcha se encienda en Pekín para la ceremonia inaugural de unas Olimpiadas diseñadas para restaurar el orgullo de China y exhibir sus logros.
Los astrónomos chinos entendían qué causaba los eclipses y podían predecirlos con mucha precisión en el 300 d.C., aunque los campesinos supersticiosos tocaban los tambores para espantar al dragón que creían que se estaba comiendo al sol.
Los extranjeros han llegado en grandes cantidades a Jiayuguan, en la provincia de Gansu, y al desierto de Xinjiang persiguiendo el eclipse. "Vine desde California para esto. Va a ser mi undécimo eclipse, intento verlos todos", dijo Dave Balch, un asesor de salud especialista en cáncer. Los científicos que estudian la superficie del sol se preparaban para un breve vistazo de la corona externa que normalmente es oscurecida por el brillo del sol.
Los chinos esperan que las Olimpiadas sean el inicio de una nueva era, en la que China vuelva a ser tan importante, moderna y rica e como hace más de 10 siglos, cuando los astrónomos imperiales estaban entre los mejores científicos del mundo y las caravanas llevaban riquezas a través del paso de Jiayuguan.
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