Lo que sea para proteger a los pequeños. Podría ser el lema de la guardería japonesa Happiness Kamiishi, que ha instalado un sistema de autenticación biométrica a la entrada, que escanea las manos de los visitantes para evitar que entren extraños a sus instalaciones.
"Estamos muy
preocupados de que entren intrusos al lugar y lastimen o se lleven a los niños", ha declarado Toshifumi Morio, empleado de la empresa Happiness Social Welfare, en Osaka, que administra la guardería.
"Pensamos que si íbamos a reforzar la seguridad... ¿por qué no reforzarla al máximo?, agregó. Happiness (felicidad, en inglés)
ya tiene cámaras de seguridad y cerraduras electrónicas, e instaló en octubre los escáneres de manos. Algunos proveedores de seguridad permiten además a los padres vigilar lo que sucede en el centro a través de webscams que pueden consultarse por internet.
En Happiness,
la puerta de acero se abre sólo después de que se inserte el pin y que se apoye la palma de la mano con la información registrada de los padres y cuidadores, añadió. Fujitsu, grupo japonés de electrónica que proporcionó el producto, de 2 millones de yenes (unos 12.500 euros) a la guardería Happiness, explica que el sensor de manos es comúnmente usado para conectarse a ordenadores y cajeros automáticos, pero esta es la primera vez que es usado para guarderías o escuelas.
Muchas escuelas japonesas elevaron sus medidas de seguridad
después de que un hombre matara a puñaladas a ocho niños hace seis años y de que una niña apuñalara a un compañero en 2004.
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