¿Cuáles son los peligros de salir de viaje con los neumáticos en mal estado?

Antes de salir de viaje es fundamental revisar la presión de los neumáticos para garantizar la seguridad del conductor y los acompañantes durante el viaje. Al estar en permanente contacto con el suelo, el desgaste y estrés al que están sometidos cada vez que se pone en marcha el coche provoca que estos elementos del vehíuclo sean una de las piezas más susceptibles de sufrir algún desperfecto. Para alargar su vida y cuidar nuestra seguridad, es importante, vigilar con periodicidad que no están excesivamente desgastados y controlar la presión. Pero esta recomendación se convierte en una obligación si vamos a salir de viaje.

Si están muy desgastados, perderemos el agarre a la carretera. Los neumáticos son el único punto de conexión real con la carretera y el dibujo ayuda a que puedan sujetarse al suelo. Si no hay dibujo o este es inapreciable disminuye la seguridad y es más fácil que el conductor pierda el control del vehículo.

La goma y las estrías de del neumático tienen más funciones, no solo mejoran el agarre y sacan el agua hacia fuera en caso de que la carretera esté mojada, también son un elemento de protección contra los objetos punzantes que nos podamos encontrar en el camino. Si se encuentran deteriorados por desgaste, el riesgo de sufrir un pinchazo durante el viaje, aumenta.

Los neumáticos en mal estado no solo suponen un peligro para la seguridad de todos los viajeros, sino que además encarecen el viaje. Llevar las ruedas con una presión inadecuada provocará que sea necesario rellenar el depósito más a menudo. Para conseguir una conducción óptima no solo necesitaremos que los neumáticos se encuentren en buen estado, sino que también es importante que la presión sea la correcta. Una rueda sobreinflada o subinflado supone que está trabajando en unas condiciones para lo que no ha sido fabricada, aumentado el consumo del coche.

Actualmente los neumáticos también influyen en gran medida en el confort de los ocupantes del coche. Si se circula con las ruedas sobreinfladas la comodidad de los ocupantes se verá afectada, al igual que si lo hacemos con un neumático desequilibrado o con un desgaste desigual. En cualquiera de estos casos las aparecerán vibraciones, que pueden llegar a resultar incómodas e, incluso, generar situaciones de inseguridad.