Huelva

'Cachito', un bar de Lepe decorado por una colección de más de 5.000 botellitas

Manuel Morales, rodeado por las botellitas que colecciona en su bar.
mD.M.

Aficiones hay para todos los gustos y en la de coleccionar el abanico es amplísimo. Manuel Morales comenzó hace 24 años una curiosa compilación que no tiene parangón en toda la provincia de Huelva, formada por pequeñas botellitas de las más diversas formas y procedencias, que ha ido instalando las vitrinas del bar que regenta en Lepe, ‘Cachito', un auténtico museo cada vez más conocido.

Cuando la gente entra en el bar se sorprende mucho y se hace fotos

Este espacio especial luce exultante por el aspecto acristalado de sus paredes, donde reposan más de 5.000 botellas, a las que hay que sumar otras 300 situadas en la trastienda, cifra que no para de crecer. Proceden de toda España, países europeos como Francia o Alemania, de donde hay una serie de 90 piezas, y hasta de continentes más lejanos como América.

El primer elemento de su colección fue obtenido por Manuel en un bar de oficiales durante la ‘mili' en Huelva capital y las cuatro últimas adquisiciones son un regalo de Reyes de su hijo David, aunque no sólo contribuyen a la causa personas de la familia, sino conocidos, clientes y todo aquel que se queda admirado al contemplar su genuino mural.

"Cuando la gente entra en el bar se sorprende mucho y se hace fotos. Para los clientes que vienen más a menudo es más normal, pero los forasteros siempre se quedan impresionados", dice Manuel, que comenta que no le molesta que le regalen solamente botellas y no otras cosas que le pueden hacer falta. "Es raro el cliente habitual del bar que no me traiga alguna botella cuando se va de viaje y también me regalan todos mis amigos y no me molesta, me gusta mucho".

A pesar de las contribuciones que recibe a menudo el dueño del Cachito bar en su establecimiento, reconoce que, cada vez, es más difícil ampliar su colección sin repetir. "Al principio era más fácil y ahora hay que buscar botellas que no tenga y eso es más complicado. Tienen que ser de sitios más raros y lejanos o que hayan salido nuevas", señala. Aunque la dificultad no siempre está en el origen sino en el cómo acaban las botellas en su bar.

Las botellas tienen que ser de sitios lejanos o nuevas para no repetir

Como no podía ser menos cada pequeña silueta de cristal encierra una historia propia. De las muchas que permanecen unidas a ellas, Manuel recuerda una en Jerez. "Estuvimos cuatro días allí y un hombre tenía en su bar una botella que me gustó, pero que no me quería dar. Cada día le invitaba a una copa, le regalaba un mechero, un boli, una cartera, le dejaba propina... pero nada. Ya la di por perdida y el último día el hombre salió gritando por la calle para decirme que no me fuera sin ella. Es la que más me ha costado".

Por todo lo contado y otras muchas razones el Cachito bar, situado en la Avenida Blas Infante número 2, es el lugar ideal para que conocidos y extraños encuentren un lugar inconfundible y fácilmente identificable donde llegar sin pérdida. Así ocurre cada jornada, desde por la mañana para el desayuno a la tarde para el café, pasando por las tapas y raciones del mediodía.

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