Valencia

Los jardines de Versalles, entre rejas

Limpiar perreras o cementerios, cuidar enfermos... son algunas de las ocupaciones de los condenados a trabajos sociales en Valencia. Hay pocos sitios donde pueden cumplir sus penas. Los ofertan ayuntamientos, entidades humanitarias, centros de inserción social..., pero aquí son insuficientes, según fuentes penitenciarias, judiciales y sindicales.

El Consistorio de Valencia, por ejemplo, ofrece unas 25 plazas, 20 una ONG... y, sin embargo, ha habido cerca de 4.000 condenados a trabajos comunitarios en los últimos tres años.

Las plazas para servicios sociales escasean, porque generalmente los condenados suscitan recelos (casi nadie los quiere cerca) y salen caros (cada reo debe tener a alguien que lo supervise). Además, la reforma penal que afecta a los delitos de tráfico agrava esta escasez porque el servicio social pasa a ser obligatorio en artículos en que antes no lo era.

La Justicia, cuando no hay donde enviar a los condenados, para que no se queden sin cumplir sus penas, los manda a podar los jardines de la cárcel de Picassent. No se puede dar la foto de cómo lucen por motivos de seguridad, pero cuentan que compiten con los de Versalles.

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