"Cuando pregunté de qué se reían, buscaba la mirada del PP"
Lo único que sentí es la liberación de la misión cumplida. Hemoshablado las víctimas y hemos dicho aquello que llevamos sufriendodurante nueve meses.
Las víctimas no queremos dar pena, sino lecciones de dignidad haciendosoportar la mirada de una madre a quien abandonó la comisión, a quienno levantó los ojos para mirarme... Ni siquiera me cuestiono suactitud, es la misma que han mantenido durante nueve meses. Sólo leshemos servido para la palmadita en la espalda y para lanzarse, bajo susbanderas partidarias, a nuestros muertos y heridos.
Los señores Zaplana y Martínez Pujalte siguieron leyendo la prensa, ignorando que yo estaba en la tribuna.
Había una señora, detrás del señor Rubalcaba, que lloraba con hipo. Losperiodistas lloraban. Jordi Jané, de CiU, me miró emocionado.El señorLlamazares se tapaba la cara con la mano, abrumado quizá por mispalabras. Hubo corazones cálidos allí.
No. De la comparecencia del señor Aznar recibimos la afirmación de queel 11 de marzo fue su «peor día político», pero fue el peor de nuestrasvidas.
Les pedía que se pusiesen del lado de acá, que pensaran como padresdespidiéndose de su niño, como yo hice de mi niño chico, con un beso, ypensaran que llevo nueve meses esperándole.
Sufrimos el famoso Bosque de los Ausentes. Hasta el nombre nos dolía.Ellos no tuvieron la culpa de que se hiciera un mausoleo que nadiepidió.
Estoy orgullosa de haber defendido los derechos de los trabajadores enun lugar tan complicado como el Ministerio de Defensa. A esos señoresles diría que pregunten al estamento militar. Recibirían una lección,porque gente lejana a mi ideología me ha mandado las cartas mástiernas.
Le diría que incluso una vida tan vil, tan rastrera y mala como la suya merece vivirse.
La asociación no lo está aún. Yo sí lo estoy desde que la AudienciaNacional me comunicó la apertura de la causa penal por el asesinato demi hijo. Queremos convertir algunas responsabilidades políticas enpenales.
No sueño nunca. Las noches son de no existir. Deben ser así, porque si no descansara, me habría vuelto loca.
Estoy loca de dolor. Debo descansar para que el agotamiento mental nome domine, y para eso necesito tratamiento psiquiátrico. Perder un hijoasí es lo más parecido a la propia muerte.
Daniel Paz Manjón cumpliría el domingo 21 años. Sus cenizas lastiene Pilar, su madre. Veinte kilos más delgada, siempre de negro («noes luto, es mi grito silencioso contra la guerra»), todavía tiene encasa las cenizas de Daniel. No había encontrado un lugar paraventearlas, porque «no hay sitio en el mundo lo suficientemente bonitopara mi niño», pero ahora sabe su destino: Grecia, el país del queestaba enamorado el muchacho.
Daniel tenía un hermano del alma: negro, árabe y musulmán. Se llamaCamacho Mami, tiene 23 años y vive en los campamentos saharahuis deTinduf (Argelia).Vivió muchos veranos acogido por la familia, y era sumejor amigo.Cada 15 días llama por teléfono a Pilar. «Mi hijo era taninocente como los que caen en Palestina o Faluya».