Una empleada de Tauroni declara que Blasco era el 'conill' y que le ordenaron pagarle 5.000 euros
- Isabel Castillo ha comparecido a petición propia en el Juzgado de Instrucción número 21 de València por el caso de saqueo de los fondos cooperación a través de un entramado de falsas ONG.
- Declara que le ordenaron abonar 3.200 euros a Christine Bernadette, de la ONG Asade África, y 5.000 euros a Rafael Blasco.
- También ha declarado Fernando Cañete, su marido.
Isabel Castillo, administrativa de Hemisferio, ha declarado este miércoles a petición propia en el Juzgado de Instrucción número 21 de València, encargado del caso Cooperación, y ha afirmado que al exconseller de Solidaridad, Rafael Blasco, le apodaron conill, o conejo, y que en un correo electrónico le ordenaron abonarle 5.000 euros.
Castillo ha comparecido ante la jueza por las piezas 2 y 3 del caso Cooperación, relacionadas con subvenciones de la extinta Conselleria de Solidaridad a diferentes ONG entre los años 2009 a 2011 y con la construcción de un hospital en Haití. También ha prestado declaración su marido, Fernando Cañete, empresario que facturaba a las organizaciones.
Inicialmente también iban a acudir este miércoles a declarar el empresario Augusto César Tauroni -condenado a seis años de prisión por la pieza principal del caso- y su hermano, Arturo, pero finalmente se han retractado y han solicitado suspender sus comparecencias.
Castillo se ha desvinculado totalmente de la presunta trama corrupta y ha defendido que ella no tomaba ninguna decisión ni mandaba en la ONG en la que se encontraba tras ser contratada por Tauroni.
Asimismo, ha señalado, tal y como ya avanzó en el juicio de la pieza principal de este caso, que su jefe llamaba a Blasco conill. "De esta manera es como se le identificaba", ha insistido.
Al respecto, la jueza le ha exhibido distintos correos electrónicos, uno de ellos de Tauroni a ella, en el que le decía que había que dar 3.200 euros a la Reina de África y 5.000 al conill, y le ha pedido que interpretase su significado.
La investigada ha explicado entonces que el destino de los 3.200 euros era para Christine Bernadette, de la ONG Asade África, y que los 5.000 euros eran para Rafael Blasco, condenado a seis años de cárcel por la pieza principal de este procedimiento.
Por su parte, Fernando Cañete ha seguido una línea de defensa similar a la de su mujer y ha explicado que tenía empresas que facturaban a distintas organizaciones y a Tauroni, pero también se ha desvinculado de la trama o de haber cometido irregularidades.