Recorrido por los mercados alpinos de Savoya

  • La localidad de La Plagne-Village celebra la fiestas de las 'alpages', con cantos que relatan leyendas alpinas.
  • Poblaciones como Moutiers permiten ahondar en las raíces de este departamento de tradición real.
  • En el castillo de Chambéry, capital actual, puede rememorarse el poderío de esta región en el pasado.
Savoya.
Savoya.
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Savoya.

El departamento de Savoya, situado en la montañosa región francesa de Rhône-Alpes, ha dado nombre a una casa real que llegó a coronarse en España e Italia. Su regio poderío del pasado, que puede rememorarse en el monumental castillo de Chambéry –su capital actual- , ha cedido paso a un presente más bucólico.

Praderas, vacas que se nutren de ellas y, sobre todo, quesos, con su cremosa fondue savoyarde característica, se han convertido en sus actuales señas de identidad. Junto a su bandera rojiblanca que los habitantes de la zona hacen ondear de sus balcones con tanto orgullo como su eficiencia culinaria para preparar la citada fondue de tres quesos, con el autóctono beaufort como protagonista indiscutible.

Por cierto, esa denominación proviene del topónimo de la localidad donde se confeccionaba la clásica esfera de madera para transportarlo desde los altos pastos alpinos a los mercados.

Y por estos últimos, por algunos de sus epicentros comerciales ambulantes, vamos a pasear y, sobre todo, a nutrirnos de los productos típicos del departamento.

Desde luego, el mencionado queso beaufort ocupa un lugar hegemónico cuando hablamos de gastronomía savoyarda. Cada población cuenta con su mercado semanal exterior. Unos más concurridos, otros menos, aunque todos guardan con cariño su encanto.

El lunes el mercado ya clásico de frutas y comida semanal de La Léchèremonta sus tenderetes. Sin grandes pretensiones, queda opacado por su rastrillo, por el que deambularemos al final de este reportaje. Apenas una docena de puestos junto a las famosas  termas locales, casi todos de ropa.

Rutas para conocer el queso y las praderas

En julio y agosto vale la pena aprovechar la visita a alguno de estos efímeros centros comerciales urbanos para conocer el queso beaufort y para realizar alguna ruta de los llamados colpolteurs des alpages, organizadas en época estival. Se trata de recorridos senderistas con final en una granja de producción quesera.

A lo largo del trayecto el guía explica todos los detalles del queso beaufort y de las vacas que generan la leche que lo produce.

El martes ofrece más posibilidades. Por ejemplo, el mercado de La Plagne, situado frente a la zona comercial y cerca de las telecabinas. Celebran la fiesta de las 'alpages' (palabra que en castellano se traduce como pasto alpino) en La Plagne-Village.

Cantores alpinos obsequian con música y letras que relatan leyendas y costumbres de la zona (La historia de las tres chicas de Tignes, por ejemplo) o ponen a prueba la erudición del espectador explicándole que los Alpes tendría una traducción equivalente al lugar que toca la luna.

Otra alternativa: Aime, localidad culturalmente interesante, que orquesta un mercado vespertino. Puestos de baratijas, pasta y quesos en la calle peatonal. Vale la pena detenerse para degustar un helado artesanal en Le Monde de Sophie.

Mercado ribereño

El miércoles comienza con fuerza en la bella población de Brides-les-bains. Puestos de todo tipo circundan el lecho del río. No falta el clásico tenderete de pollo asado y patatas al horno, aunque tanto en este mercado como en el resto predomina el comercio de quesos. Se puede aprovechar la visita para subir hasta la estación de esquí de Courchevel.

También en miércoles Beaufort (en este caso ya el municipio) reúne a numerosos comercios en su mercado ambulante situado junto al cauce del Dorón. Posiblemente el que mejor ubicación ha logrado de todos los visitados en esta ruta. Circular, con la mitad de los puestos protegidos en una plaza con un original diseño.

Muy completo el comercio de frutos secos. Hasta existe una tienda de comida española. Quien se desplace a Beaufort puede hacer picnic en la cercana área de recreo de Macot, junto al lago y saborear los alimentos adquiridos en los puestos ambulantes.

Jueves, mercadillo vespertino (de 17 a 21 horas) de Landry. Uno de los puestos ofrece recorridos equinos. Otro, artesanía en madera. No falta el comercio de queso, por supuesto. Ni el de vino. Está ubicado a siete kilómetros de Aime, una diminuta población a la que merece la pena desplazarse por su encanto.

Tradiciones y estación de esquí

En viernes Moutiers celebra su mercado -también lo reedita cada martes- en la céntrica calle peatonal que parte de su catedral y de su museo etnológico (muy recomendable para documentarse sobre hábitos e historia de la comarca). Principalmente abunda la fruta, con precios muy dispares. En verano no destaca por la proliferación de puestos.

Un fin de semana de agosto suele coincidir con la 'braderie' de la turística y cercana estación de esquí de Valdemorel. Los comercios exponen sus productos en la calle. Muebles y toda clase de enseres invaden el asfalto.

Ya adentrados en sábado, el mercado de Bourg-St-Maurice, en su rue Grand, retiene al menos una hora al visitante por la diversidad de comercios que exponen y por el elegante bullicio a su alrededor. Mucha ropa y fruta.

También suministra pan untado con el renombrado queso beaufort (aconsejable su compra en las cooperativas de la misma población de Beaufort o de Moutiers, donde cuesta menos dinero que en los mercado y supermercados) o roquefort con nueces.

Desde Bourg se puede continuar hasta Vall d'Isere, donde telecabinas y telesillas permiten, de manera gratuita, realizar notables ascensiones y contemplar magníficas vistas.

El sábado también se instala el mercado de Aigueblanche, aunque quizás decir mercado resulte un eufemismo. Apenas aglutina un par de puestos en verano.

El domingo plantan comercios en La Côte de Aime o en Pralognan-la-Vanoise. Tiene su gracia, si se acierta el fin de semana que lo instalan, acercarse a La Léchère, pequeño municipio famoso por sus termas, para curiosear en su rastrillo.

Allí puede adquirirse desde botas para esquiar hasta juguetes. Está situada a apenas 20 kilómetros de la localidad olímpica invernal de Albertville, cuyo epicentro turístico lo constituye la ciudad medieval de Conflans.

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