Los tonos y politonos están a punto de sonar en uno de sus últimos terrenos vedados: los aviones.
Al parecer, Vodafone ya tiene lista la tecnología que hará posible esto y anunciará en breve su acuerdo con una aerolínea española para que entre en vigor a principios de 2008, según publica El País.
El precio de la llamada será el mismo que el de una llamada desde el extranjero, lo que se conoce como roaming.
Emirates ya ofrecía, desde febrero, la posibilidad de usar el teléfono móvil en una de sus rutas internacionales, desde un Boeing 777.
Ryanair tiene previsto instalar en toda su flota de Boeing el sistema de OnAir, una empresa vinculada a Airbus, a final de 2007 mientras que Air France y Qantas también ultiman los preparativos.
La compañía francesa probará el sistema de OnAir en sus vuelos al norte de África, aunque en un principio sólo para intercambio de de datos.
Qantas por su parte, también prueba el de Aeromobile en un Boeing 767 en vuelos domésticos; sin embargo, esta empresa australiana sólo permitirá mensajes cortos y correo electrónico.
Preocupación por los ataques de ira aérea
En las aerolíneas preocupa sobremanera la aparición de posibles ataques de ira aérea cuando varios pasajeros usen el móvil a la vez y éste es uno de los motivos que ha ralentizado el proceso.
Estados Unidos ha llegado a descartar la opción, aunque no ha encontrado información suficiente que determine el nivel de interferencias en las redes en tierra.
Es cierto que los móviles producen falsos avisos de falta de combustible o de sobrecalentamientos, pero los expertos reconocen que, dada la protección de los cableados en los aviones modernos, la posibilidad de una incidencia crítica es bajísima.
Una pequeña antena soluciona los problemas
Las posibles interferencias con las redes terrestres se solucionan con la instalación de una pequeña antena (picocell) en el avión.
Esta miniantena crea una red interna en el aeroplano, que establece comunicación con tierra vía satélite, evitando que el móvil salte continuamente de una antena terrestre a otra, según afirman desde Vodafone.
La instalación del sistema cuesta entre 250.000 y 300.000 euros por avión, según recogía el diario.
Iberia quiere que sea el operador quien pague la instalación de la antena y una pequeña cantidad variable por la cesión del espacio, tal y como ocurre con las antenas terrestres.
Los móviles no podrán permanecer encendidos ni durante el aterrizaje ni durante el despegue y podrán ser bloqueados en circunstancias concretas.
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