Los museos españoles no quieren saber nada del palo extensible para hacer 'selfies'

Hace no mucho tiempo, de un día para otro, los autorretratos realizados con los teléfonos móviles comenzaron a llamarse selfies. Ya existían antes, abundaban en las redes sociales y páginas web de contactos pero, tras popularizarse esta denominación mucho más pegadiza, no tardaron en convertirse en un fenómeno: Miley Cyrus los ha usado con ánimo provocador, Justin Bieber ha presumido de gimnasio a base de autofotos, Obama recibió críticas por su selfie con la primera ministra de Dinamarca en el funeral de Nelson Mandela y, sobre todo, Ellen DeGeneres marcó un hito con aquel cargado de estrellas de Hollywood que hizo en los Oscar de 2014.

A la misma velocidad, casi sin darnos cuenta, los selfies han dado un paso más hacia adelante (o hacia atrás o hacia arriba, depende del ángulo que se le diera dar a la foto) gracias al éxito del palo para hacer autofotos o paloselfi, como recomienda la Fundéu. Aunque suene extraño, ese ha sido el regalo estrella de las pasadas navidades, un palo, una varilla extensible que empieza a verse por todas partes.

"Ya existían antes accesorios parecidos para videocámaras y cámaras fotográficas profesionales, pero el boom fue a partir de Navidad, con la llegada de accesorios de este tipo para los smartphones", cuenta una portavoz de Fnac a 20minutos. "La demanda fue impresionante, nos pilló desprevenidos a todos, a nosotros y a los distribuidores. Además, no parece que vaya a ser una moda pasajera, ya han pasado más de dos meses desde la temporada navideña y se siguen viendo un montón", añaden.

Sin embargo, el palo no gusta por igual en todas partes. No son pocos los museos que ya han anunciado la prohibición de su uso dentro de sus instalaciones, una medida que busca evitar el riesgo de daño de las obras expuestas. Entre los primeros en tomar esta tajante decisión se encuentran el Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York (MoMA), el Guggenheim de esa misma ciudad, la Galería de los Uffizi en Florencia, los Museos Vaticanos y los 19 museos del complejo del Smithsonian en Washington.

Los museos españoles van por el mismo camino. En el Museo del Prado está prohibido hacer fotos, así que el popular accesorio no tiene ningún hueco allí. En el Reina Sofía sí está permitido realizar fotografías pero "sin flash y sin trípode, monópode o cualquier otro elemento de estabilización de cámaras fotográficas", por lo que el uso del paloselfi tampoco está permitido. Lo mismo sucede en el Museo Thyssen-Bornemisza, donde están prohibidos "para extremar las precauciones", según ha explicado Andrés Pérez, jefe del área de seguridad del museo, a 20minutos.

"El personal de conservación del museo quiere eliminar el riesgo potencial de las varillas extensibles. Cuantas más varillas hay, mayor es el peligro para la obra de arte, y no queremos que se dañen piezas irremplazables. Debemos preservar el arte para las generaciones venideras", asegura Pérez. "Cuando alguien saca una varilla en el museo, el personal de sala se acerca y les dice educadamente que lo guarden, que no puede usarlo. Salvo excepciones —siempre hay quien protesta—, la gente suele comprenderlo y aceptarlo de buena gana", añade.

El palo para selfies tampoco es bien recibido en el Museo Lázaro Galdiano. "No se permiten por motivos de conservación y seguridad. Esas fotografías después suelen compartirse en las redes sociales y a los museos les viene bien la difusión, pero antes que eso está el respeto por las obras y por el resto de visitantes. Esto es un centro de cultura y no queremos que parezca un paragüero", detalla Carmen Espinosa, conservadora jefe del museo. Sin embargo, Espinosa asegura que de momento acude poca gente con el famoso gadget.

A pesar de esta tendencia, todavía hay muchos museos en los que el palo está permitido. En el Guggenheim de Bilbao se puede usar el paloselfi en las zonas en las que no hay obra expuesta mientras que el MACBA de Barcelona y el CAC de Málaga lo aceptan totalmente. Fuera de España, el Louvre lo permite en las salas de sus colecciones permanentes y, en los museos de Rusia, incluso se incentiva su uso previo pago del visitante de un nada barato permiso para hacer fotografías.

Los británicos Tate Modern y Tate Britain lo toleran recomendando precaución, como hacía hasta hace poco la National Gallery de Londres. Sin embargo, esta ya ha decidido ser más restrictiva y prohibirlo expresamente, por lo que es probable que los demás museos del país acaben por seguir sus pasos.

En algunos estadios también se ha comenzado a prohibir el uso de los palos para hacer selfies. Algunos equipos de la liga inglesa como el Arsenal y el Tottenham han alegado que el palo puede producir lesiones al público y, además, es un arma potencial en caso de disturbios. En los estadios españoles todavía no se ha tomado ninguna medida al respecto. "En el Vicente Calderón en principio no está prohibido, ya que todavía no se ven mucho, no es algo exagerado", cuentan fuentes del Atlético de Madrid a 20minutos.

"Puede que, en algún caso, si un miembro del equipo de seguridad del estadio lo considera adecuado, lo requise por precaución, pero no es lo habitual. Parece que en España todavía nadie se ha planteado prohibirlo", señalan.

Confirman esta impresión fuentes del Santiago Bernabéu. "De vez en cuando surgen cosas nuevas que tal vez haya que acabar añadiendo a las normas de seguridad, pero de momento no ha habido necesidad de prohibir expresamente esos dispositivos", explican. En las normas del estadio, se especifica que está prohibida la introducción en el mismo de "armas e instrumentos susceptibles de ser utilizados como tales", pero con ello se refiere a objetos tales como "bengalas, fuegos de artificio y objetos análogos".

Aunque parezca un simple palo, este dispositivo es en realidad una varilla extensible con diversas características. Puede dividirse en cuatro tipos, según su mecanismo para activar el obturador de la app de cámara:

En función de su calidad y sofisticación, el precio de los paloselfis oscila entre los 15,99 euros y los 39,99 euros.