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Víctimas de la talidomida ante Moncloa: "59 años ignorados, ¿hasta cuando?"

Unos 200 afectados por la talidomida reclaman pensiones vitalicias y ayudas médicas frente el Palacio de la Moncloa.
Ballesteros / EFE

Unos 200 afectados por la talidomida han reclamado pensiones vitalicias y ayudas médicas frente el Palacio de la Moncloa, en una concentración en la que han denunciado ser "ignorados" desde hace 59 años por todos los Gobiernos y se han preguntado cuándo se reconocerá ese "desastre".

Las víctimas han escenificado ante La Moncloa un entierro como homenaje a los fallecidos como consecuencia de este fármaco, que comenzó a venderse a partir de 1957 y se administraba para tratar las náuseas de las embarazadas, pero que causó graves malformaciones en los fetos. Un féretro ha encabezado esta concentración, organizada por la Asociación de Víctimas de la Talidomida (Avite), a la que se han sumado, entre otros, el eurodiputado de Podemos Pablo Echenique, la diputada socialista María González Veracruz, el diputado de UPyD Toni Cantó, además del cantante Ramoncín.

Junto al coche fúnebre, los afectados portaban pancartas con los lemas "A nosotros ya nos recortaron los brazos y piernas hace 59 años" o "El franquismo, la democracia, los diferentes gobiernos y el Parlamento, los jueces y Grünenthal (la farmacéutica alemana que fabricó el fármaco, que fue prohibido en Alemania hace más de 50 años) nos han ignorado, ¿hasta cuándo?".

El presidente de Avite, José Riquelme, ha pedido al Gobierno que elabore con carácter de urgencia un real decreto, que -ha dicho- subsane el anterior de 2010, que contemplaba "unas ayudas de limosna". Este nuevo real decreto debería permitir reconocer al mayor número de afectados y contemplar ayudas médicas especializadas y pensiones vitalicias, como ha ocurrido en el resto de países.

Pero, independientemente de cualquier ayuda social o económica, las víctimas siguen esperando "una disculpa y perdón oficial" del Estado, "por boca de cualquier Gobierno, por haber permitido el desastre que se hizo en España". Y se hizo, según sus palabras, utilizando a sus madres embarazadas "como conejos de indias, sin ningún control, y habiendo dejado campar a sus anchas a la farmacéutica alemana, no solo entonces, sino ahora también".

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