Diez cosas que no hay que perderse si viajamos a Zaragoza

  • Si hay algo que marca indiscutiblemente su perfil es su Basílica del Pilar.
  • El Castillo-Palacio de la Aljafería es Patrimonio de la Humanidad (Unesco).
  • En el Museo de Caesaraugusta podemos visitar las ruinas del teatro romano.
  • Entre las calles Alfonso I y Jaime I está el meollo de Zaragoza; su corazón.
El imponente perfil del Pilar junto al Ebro a su paso por Zaragoza.
El imponente perfil del Pilar junto al Ebro a su paso por Zaragoza.
FLICKR/Willtron
El imponente perfil del Pilar junto al Ebro a su paso por Zaragoza.

A orillas del Ebro, Zaragoza es una ciudad con carácter que ha sabido crearse una personalidad propia. Monumental en sus formas, próxima y sencilla en sus gentes, es uno de los pocos lugares en el mundo que cuenta con dos catedrales. Cuna de genios ilustres como Goya y encrucijada de caminos y culturas, esta ciudad ofrece muchas cosas más allá del Pilar. Estas son diez cosas que no hay que perderse si vamos a Zaragoza, que estos días está de fiesta.

Basílica del Pilar

Si algo marca indiscutiblemente el perfil de Zaragoza es su Basílica del Pilar. Este templo barroco al que peregrinan muchos fieles, abre cada día de 7.00 de la mañana a 21.30 de la noche, y reúne uno de los fondos artísticos más notables de España. Fijémonos en los frescos de Goya, situados en la bóveda del Coreto y la cúpula de Regina Martyrium. Es de lo mejor que hay en el interior de la basílica. También son de visita obligada el retablo mayor (del s. XVI), el coro mayor, el órgano y su museo.

De la Virgen del Pilar se dice que es la mejor vestida y coronada: posee 10 coronas diferentes y, desde 1504, ha sido obsequiada con diversos mantos, a cual más espectacular. Algunos de ellos han sido esparcidos por el mundo, mientras que otros han sido confeccionados directamente para dar cobijo a fieles en su lecho de muerte.

La Aljafería, Patrimonio de la Humanidad

El Castillo-Palacio de la Aljafería (del siglo XI) es espléndido. De hecho, está declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y se considera el mejor conservado de la época. Por él no pasan los años, pero sí pasó a manos de reyes cristianos, tras conquistar la ciudad Alfonso I. Actualmente, después de haber sido incluso sede de la Inquisición, es la sede del Gobierno de Aragón.

Podemos visitarlo por dentro. Su salón del trono, la gran escalera de acceso, la planta superior renacentista y su mihrab son visitas muy recomendables. Pero si no tenemos mucho tiempo, podemos ir directos al famoso patio de Santa Isabel, rodeado de arcos de herradura, y sentarnos allí un rato a observarlo. Es un espacio realmente tranquilo. La torre del Trovador fue inspiración para una ópera de Verdi. De noche, merece verse el castillo iluminado.

La otra catedral, La Seo

A menudo, este suele ser un gran descubrimiento para la gente que visita Zaragoza, por el protagonismo de la Pilarica, que de hecho está al otro extremo de la plaza. La Seo se asienta sobre lo que fue el foro romano y más tarde la mezquita mayor de la antigua ciudad musulmana. Lo primero que vemos es su cabecera románica (s. XII), lo único que conserva de este estilo, ya que este templo combina muchos estilos, hasta el Neoclásico. La capilla parroquial con muro mudéjar, el retablo mayor y los ábsides de estilo gótico, la torre barroca, la portada clasicista o la colección de tapices flamencos dan fe de esta mezcla de estilos. Esta mezcolanza nos da una idea, a su vez, de la cantidad de culturas que han poblado estas tierras durante su historia.

La Casa del Deán

Se trata de un conjunto de casas anexo a la catedral, con un curioso puente y un bonito arco. El puente se construyó para unir la casa del deán con la iglesia principal. Y en este punto hay un mirador perfecto para curiosear discretamente lo que pasa en la calle. Hoy es uno de los rincones más emblemáticos de la Zaragoza medieval, y justo al lado se encuentra la plaza de Santa Marta, bonita, especial y llena de buenos rincones donde tomar un vino.

Las torres mudéjares

Zaragoza guarda importantes recuerdos de entonces, algo que salta a la vista. Más que nada, porque sus torres mudéjares se ven y destacan entre el entramado del casco antiguo de la ciudad, a poquitos minutos la una de la otra. La primera es la torre de la iglesia de Santa Magdalena (s. XIV), en la plaza de su mismo nombre, con motivos ornamentales de clara influencia árabe, esta torre sigue el patrón de un alminar almohade. La de San Miguel de los Navarros está en una iglesia de construcción románica, con ampliación mudéjar (s. XIV). De la iglesia de San Pablo, que tiene pedacitos arquitectónicos de varios siglos y estilos, lo más curioso es su torre: de planta  octogonal y con una torre exterior que envuelve otra interior.

El Tubo

Entre las calles Alfonso I y Jaime I está el meollo de Zaragoza; su corazón. Es la zona del casco antiguo. El ambiente es buenísimo. Sus pequeñas callejuelas, llenas de tiendas, restaurantes, tabernas y bodegas, lo convierten en el barrio obligatorio para tomar las primeras cañas. Entre tanto, no quitemos ojo de las paredes, ya que están llenas de espectaculares grafitis que forman una espontánea exposición artística urbana. En este casco viejo, hay tres calles que se conocen como El Tubo.

Alfonso I, peatonal y comercial

Alfonso I es la calle peatonal más comercial de Zaragoza. Allí encontraremos lo que queramos para darnos una alegría: tiendas de moda, de zapatos, y multimarca donde comprar un detallito. También podemos visitar La Parisién, donde venden mantones de Manila y mantillas. Si lo que queremos es algo de recuerdo tradicional, podemos llevarnos unos adoquines, piedras de río o frutas de Aragón (todos ellos dulces), ropa baturra y cántaros o las clásicas esparteñas.

Museo de Caesaraugusta

Zaragoza tiene muchas y buenas representaciones del paso de los romanos. El teatro romano es uno de los más grandes conservados hoy en día, con un aforo de 6.000 espectadores. Podemos visitar sus ruinas en el Museo del Teatro de Caesaraugusta y en el Museo del Foro. Este recoge lo que fue el centro social de la vida romana en la ciudad. Organizado alrededor de un gran espacio abierto y rodeado de pórticos, tiene a su alrededor los edificios más significativos. Entre ellos, destacan la curia, la basílica y el templo. Todo ello está salpicado de elementos ornamentales, como estatuas, arcos de triunfo, aras para sacrificios y un largo etcétera. El Museo del Puerto Fluvial muestra la importancia del río Ebro para esta cultura y el Museo de las Termas Públicas de Caesaraugusta, cuyos restos se extienden entre el foro y el teatro.

Descubriendo a Goya y a Gargallo

La Plaza de los Sitios, además de ser una de las más bonitas, tiene unos estupendos bares de tapas. En esta plaza está el Museo Provincial, donde están expuestas varias de las valiosas obras de Goya. Entre los numerosos cuadros, destacan sus retratos y su obra religiosa. Cerca se encuentra el Palacio de Argillo (Plaza San Felipe, 3), donde nos espera el gran caballo de Gargallo. Esta antigua casa de los Villaverde hoy acoge la sede del Museo Pablo Gargallo, dedicado al célebre escultor aragonés (uno de los más importantes e innovadores del siglo XX).

El Renacimiento de Zaragoza

En la sede de Ibercaja, que también exhibe algunas obras de Goya, las apariencias engañan. En su interior esconde algo poco conocido: la fachada de un palacio y el Patio de la Infanta. Estas dos piezas son lo único que queda de la casa renacentista de un rico banquero. Su estructura está cargada de ornamentos renacentistas aragoneses.

Fuente: Guía Repsol. Rutas, mapas, restaurantes … ¡Planifica con nosotros tu viaje!

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