Cultura

Quien busca encuentra

Te consideras aventurero/a? ¿Sales de tu casa y de tu barrio a investigar qué hay más allá de tu vida cotidiana?

Un sapo muy feo que vivía con su familia dentro de un pozo estaba obsesionado con ver el mundo exterior porque no le gustaba la oscuridad y el contacto con las piedras húmedas y frías.

Así es que un día que el cubo del jardinero bajó hasta el fondo del pozo, el sapo se subió de un salto. Cuando llegó a la superficie sus ojos quedaron maravillados con la luz del sol, con el esplendor de la hierba, con el olor de las flores, con la suavidad del viento. Pensó que podría llegar aún más lejos y cruzó una charca, se deslizó por un arroyo, cruzó campos de trigo, arroz y centeno…

Cada vez estaba más feliz con todo lo que veía y sentía. Pero su ansiedad le empujaba a subir cada vez más alto y fue entonces cuando escuchó a unas cigüeñas que hablaban de emigrar a tierras lejanas. El sapo se atrevió a montarse en sus plumas. Pero en ese momento la cigüeña le agarró, sin piedad, con el pico. El sapo subió muy, muy alto...

Quizá la curiosidad sea el motor que llevamos dentro para conocer el mundo. Ella nos empuja a buscar –y en la mayoría de los casos encontrar– nuestros sueños más ocultos. Antes de que los ojos de este sapo se cerrasen para siempre, se sintió feliz y orgulloso por haber salido del pozo y recorrer el mundo con valentía e ilusión.

Próximo viernes: 34/Pulgarcito