Aranda de Duero, en 2014: Las Edades del Hombre y más

  • La localidad acoge desde mayo la exposición de Las Edades del Hombre.
  • Su oferta museística es amplia: la Colección de Juguetes antiguos, el CIAVIN, el Museo del Ferrocarril y el Museo de Cerámica.
  • Existe una gran red de pasadizos subterráneos: se conservan 135 bodegas que suman hasta 7 kilómetros.
Fachada de la Iglesia de Santa María la Real, en Aranda de Duero.
Fachada de la Iglesia de Santa María la Real, en Aranda de Duero.
WIKIPEDIA/Miguel Durán
Fachada de la Iglesia de Santa María la Real, en Aranda de Duero.

Al sur de la provincia de Burgos, en plena Ribera del Duero, espera Aranda de Duero. La capital de la comarca ofrece un amplio abanico de posibilidades de cultura, ocio, naturaleza y gastronomía, complementadas este año con la nueva edición de Las Edades del Hombre.

Desde mayo, las iglesias de Santa María y de San Juan serán las sedes de esta exposición. La de Santa María, a la que llaman la ‘pequeña catedral’, es de estilo gótico flamígero y fue construida entre los siglos XV y XVI. Este año celebra, además, el V centenario de la finalización de la fachada de estilo Gótico isabelino.

La Iglesia de San Juan, ubicada en un pequeño promontorio, junto los ríos Duero y Bañuelos. Su origen se asocia al nacimiento de la villa. Actualmente San Juan, que también ha visto remodelada su fachada y algunas partes de su interior, acoge el Museo de Arte Sacro.

Pero además de Las Edades del Hombre, tiene Aranda una gran oferta museística. Así, por ejemplo, el visitante puede conocer la Colección de ‘Juguetes antiguos’ –una recopilación de muñecos y otros cedidos por los propios arandinos–; el CIAVIN –un ejemplo visual de una antigua bodega subterránea–; el Museo del Ferrocarril –situado en la antigua estación de la localidad–; y el Museo de Cerámica.

Sorprende su anillo verde, un pequeño recorrido, que se puede realizar en barca por el Duero y que muestra la rica flora y fauna a orillas del río, además de ofrecer la posibilidad de disfrutar de las playas fluviales y de las rutas a pie, bicicleta e incluso a caballo. Una manera diferente de conocer la comarca de la Ribera del Duero.

Otros de sus atractivos importantes son el gastronómico y su fuerte tradición por la cultura del vino. La necesidad de almacenar el vino vino obligó a los lugareños a construir una gran red de pasadizos subterráneos que abarcaban la mayor parte de la localidad, creando así una gran tela de araña de bodegas que, gracias a sus condiciones de temperatura, conservaban el vino en perfectas condiciones durante todo el año.

En la actualidad se pueden apreciar, en algunas de estas bodegas, las antiguas barricas, que se fabricaban en el interior de las mismas por los toneleros, y otros elementos antiguos como los pellejos, en los que se transportaba el vino, o los candiles de aceite que facilitaban la visión. Se conservan 7 kilómetros de estas despensas del vino bajo tierra, con cerca de 135 bodegas.

En cuanto a su gastronomía, en Aranda existe una gran tradición ganadera en la cría de corderos, con los que se elabora uno de sus platos estrella: el lechazo asado en horno de leña. En junio, todos los años se celebran las jornadas del lechazo asado. Qué mejor compañero que una copa de tinto de la Ribera de Duero.

También cabe destacar la morcilla dulce arandina, que tiene dos importantes diferencias con la de Burgos: por un lado, se elabora con especies como comino, pimienta negra y canela, y por otro, se realiza una cocción antes del embute y otra después. Gracias a la cual, este embutido no repite tanto. Y todos los platos de la cocina arandina se pueden acompañar con la tradicional torta de aceite de Aranda, un pan típico que se consume desde hace siglos.

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