La rica morcilla de Burgos, por tierras del Ribera de Duero

  • Su famosa morcilla se hace a base de sangre, arroz, manteca, especias, sal y cebolla de Horcal, que le da un toque de dulzor.
  • Peñaranda, Aranda o Rosa de Duero son buenos sitios para disfrutarla.
  • De paso hay que ver el yacimiento de Clunia, que fue uno de los enclaves más importantes de la Hispania romana.
La de Burgos es un morcilla que lleva arroz.
La de Burgos es un morcilla que lleva arroz.
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La de Burgos es un morcilla que lleva arroz.

Hay pocas cosas tan de Burgos como su morcilla, al menos para quienes miran desde fuera hacia esta provincia castellana. Sangre, arroz, manteca, especias, sal y una variedad de cebolla típicamente burgalesa, la Horcal, que le da un característico toque de dulzor. Así se elabora desde hace siglos la morcilla de Burgos.

La morcilla es imprescindible en bares, tabernas y mesones, acompañada de un vino de la Ribera de Duero, por supuesto. Imprescindible ya sea para degustarla sola después de frita en sartén, acompañada de lentejas o como relleno de pimientos y tortilla.

Y si se trata de degustar la morcilla de Burgos en Burgos, ocasión perfecta pueden ser las fiestas patronales de la Virgen de los Remedios, en Peñaranda de Duero, con romería incluida, o las de San Isidro Labrador. Morcilla a la que sumar el lechazo asado y los vinos. Si nuestra visita no coincide con la fiesta no hay problema, puesto que en todos los pueblecitos de la ruta podemos disfrutar de la auténtica morcilla de Burgos.

En Peñaranda hay que ver su castillo, la excolegiata de Santa Ana, del siglo XVI, y el aire renacentista del palacio de los Condes de Miranda, que cierra una irregular Plaza Mayor, una de las imágenes más bellas de Burgos. También hay que ver la vetusta Botica de la familia Ximeno, que funciona desde hace ocho generaciones.

También Aranda de Duero, ciudad industrial y desgarbada, vale para probar buena morcilla, aunque aquí presenta una variante propia en su elaboración con dos cocciones. De paso, conocer la vieja iglesia de San Juan Bautista, con su impresionante Museo de Arte Sacro, el majestuoso templo de Santa María la Mayor y recorrer el barrio de Aquendeduero, que se ciñe a la cuadrícula medieval amurallada. Su subsuelo está horadado por siete kilómetros de antiguas bodegas que podemos visitar gracias a los guías del Centro de Interpretación de la Arquitectura Asociada al Vino.

Antes, conviene haber visitado el yacimiento de la antigua ciudad romana de Clunia. Situada a las afueras de Peñalba de Castro, Clunia fue uno de los enclaves más importantes de la Hispania romana.

Finalmente, Coruña del Conde, en cuyas afueras se levanta la ermita del Santo Cristo, una joya románica del siglo XII; y Roa de Duero, que además de ser sede de la denominación Ribera del Duero, conserva una iglesia colegial del XVI, la de Santa María, y restos de su antigua muralla.

Fuente: Guía Repsol. Rutas, mapas, restaurantes … ¡Planifica con nosotros tu viaje!

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