Más de 200 menores de 18 años son madres en Córdoba cada año
La estadística esconde además un problema para el que las administraciones no parecen tener ni solución específica ni ayuda económica concreta. Sólo en casos de marginalidad, la administración da respuesta. En Córdoba, la Diputación tiene un programa de ayudas económicas para familias con menores en situación de riesgo dotado con 51.079 euros. Los trabajadores sociales estudian cada caso para proponer soluciones.
Centros de acogida, Adoratrices
Las religiosas tienen dos centros en Córdoba que acogen a 12 madres y a sus 12 hijos. Además, tutelan un piso para cuatro madres y sus pequeños. El Instituto de la Mujer destina 30.000 euros a este proyecto.
Junta de Andalucía, sin recursos
Sólo en caso de que la madre se encuentre en una situación de marginación (sin recursos económicos), la Consejería de Igualdad y Bienestar de la Junta cuenta con líneas de ayuda y centros de acogida.
Teléfonos, asesoramiento
De información juvenil de la Junta: 901 400 040; de información sexual de la Junta: 901 406 969; Servicios Sociales del Ayuntamiento de Córdoba: 957 499 991; Instituto de Bienestar Social de la Diputación: 957 463 588.
«No me he hundido de milagro»
Melania Folhas Ortiz tiene 18 años y una hija de cinco meses. Terminó con su pareja poco después de nacer la niña. «Me descuidé, era muy inocente y estaba enamorada». Melania va contando su historia al mismo tiempo que mueve el cochecito para que Nataly Alexandra, su pequeña de cinco meses, deje de llorar. La mira con ternura, la cubre con su mantita y sigue el relato: «El padre de mi niña es ecuatoriano. Tiene 19 años y al principio éramos sólo amigos; a los dos meses de salir con él me quedé embarazada», cuenta. Cuando lo supo se encerró en el baño. Y entre lágrimas se dijo a sí misma que no podía traer un hijo al mundo. «Yo no estaba preparada, no quería... Te ocurre y dices, ¡hostia!».
Pero las promesas de su novio y el amor que le profesaba hicieron que Melania prosiguiera con su embarazo. «Cuando me empezó a crecer la tripa me ilusioné; pero luego la vida con mi chico se convirtió en un infierno y ahora he vuelto con mis padres. Ellos cubren todos nuestros gastos. Y a mí eso me pone triste. Lo que más me gustaría es trabajar e independizarme. No sé en qué, pero quiero trabajar. Ahora toda mi vida gira entorno a Nataly. Ya no salgo, apenas veo a mis amigas. Hasta cierto punto las envidio. Yo no me he hundido de milagro. La vida me ha cambiado tanto... Pero ahora sigo adelante con mi hija. Eso sí, no quiero que ella cometa el mismo error que yo». T. Escárraga.