Cuando se acerca el periodo vacacional, todo el mundo busca localizaciones en las que olvidarse de la rutina, lugares hermososos en los que descansar y disfrutar de maravillosas vistas: ciudades monumentales, densos bosques, playas paradisíacas, evocadoras montañas... Pero, junto a los paisajes tradicionales, existen otros mucho más antiguos —situados sobre nuestras cabezas y a menudo ignorados— que cada vez despiertan un mayor interés como destino turístico: las maravillas del cielo nocturno.
El gusto por la contemplación del firmamento ha dado origen a lo que se conoce como astroturismo, la búsqueda de lugares idóneos para la observación del cielo. España, donde el turismo sigue siendo el sector económico más importante —actualmente representa el 11% del PIB y el 11,4% de todo el empleo—, se está convirtiendo en uno de los principales impulsores de este tipo de ocio que, si bien no es nuevo, en los últimos años está recibiendo un gran impulso.
Esta práctica, a medio camino entre actividad cultural, tiempo libre y protección medioambiental, se beneficia de las muchas campañas e instituciones centradas en lo que suele denominarse como cielo oscuro, es decir, libre de contaminación lumínica. Destaca como principal motor del astroturismo la Fundación Starlight, una entidad creada para la defensa del cielo como patrimonio de la humanidad. Avalada por la UNESCO, la Organización Mundial del Turismo (OMT), la Unión Astronómica Internacional (AUI) y diversas convenciones internacionales, la fundación trabaja para unificar naturaleza, ciencia, cultura, educación y turismo.
El primer gran paso se dio en 2007, cuando se adoptó la Declaración Mundial en Defensa del Cielo Nocturno y el Derecho a Observar las Estrellas, un manifiesto en el que se afirma que "el derecho a un cielo nocturno no contaminado que permita disfrutar de la contemplación del firmamento, debe considerarse como un derecho inalienable de la humanidad, equiparable al resto de los derechos ambientales, sociales y culturales".
En la declaración también se pone de relieve la importancia de controlar la contaminación lumínica y de proteger la calidad astronómica de las áreas privilegiadas para la observación científica del universo, algo que debe constituir "una prioridad en las políticas medioambientales de carácter regional, nacional e internacional".
Lugares para disfrutar de la calidad del cielo
El astroturismo dio un nuevo paso hacia adelante con la puesta en marcha, a finales de 2009, del sistema de certificación turística Starlight, un método que sirve para identificar los lugares del planeta que poseen condiciones óptimas para la contemplación de los cielos estrellados y que además ofrecen actividades turísticas pensadas para explotar este recurso (excursiones nocturnas, cruceros, cenas bajo las estrellas, cursillos de observación astronómica...). Se trata de una denominación similar a los títulos de Patrimonio de la Humanidad concedidos por la UNESCO, pero vinculados al cielo.
Cuando una región solicita la certificación, un grupo de expertos la analiza basándose en cuatro parámetros: cielos despejados, oscuridad del cielo, nitidez y transparencia. El proceso suele durar un año, ya que el estudio se realiza en el momento más favorable y el mas desfavorable del año, que corresponden normalmente a verano e invierno. Esta evaluación permite saber si la zona en cuestión posee la calidad de cielo mínima exigida. Pero no es suficiente, la región debe contar además con infraestructuras pensadas para el turismo astronómico o, al menos, con un plan en marcha enfocado a este tipo de actividades.
Hasta el momento, sólo cinco ubicaciones poseen el título de destino turístico Starlight, cuatro de ellas en España: Alqueva (Portugal), La Palma (Islas Canarias), la Reserva de la Biosfera de La Rioja, Granadilla de Abona (Tenerife) y el Montsec (Lleida). Sin embargo, son muchos los lugares que se encuentran en trámite para intentar pasar a formar parte de este selecto grupo. Entre los candidatos se encuentran el Parque Nacional Fray Jorge (Chile), el Tirol, el sudoeste de Kerry (Irlanda), la sierra de Gredos y algunas zonas en Tenerife, Teruel y Andalucía.
Junto a los destinos turísticos, la fundación ha creado la categoría de Reserva Starlight, que sirven para identificar espacios en los que se establece un compromiso por la defensa del acceso a la luz de las estrellas. No es necesario que estas zonas posean un desarrollo enfocado al turismo, pero se les exige una calidad del cielo mucho mayor y una serie de valores añadidos asociados, ya sean culturales, científicos, astronómicos, paisajísticos o naturales. Entre otros requisitos, una reserva de este tipo debe tener una o más zonas núcleo o de exclusión donde se mantengan intactas las condiciones de iluminación natural y nitidez del cielo nocturno. A día de hoy, sólo la isla de La Palma posee esta certificación, aunque ya hay varios lugares en todo el mundo que aspiran a conseguirla.
Según ha revelado una portavoz de la fundación Starlight a 20minutos.es, para seguir enriqueciendo el turismo de las estrellas, se promoverá un nuevo tipo de certificaciones dirigidas a hoteles y casas rurales vinculadas de algún modo con la contemplación del firmamento.
Destinos turísticos Starlight
Esta ruta posee alojamientos, restaurantes y actividades pensadas para este tipo de ocio nocturno: guías, telescopios, horarios de comidas adaptados (desayunos tardíos, meriendas cena...), etcétera. Entre las muchas zonas de interés dentro de la reserva se encuentran los monumentos megalíticos de Monsaraz, obra del neolítico
Se tuvo en cuenta la existencia del Centro de Astrofísica en La Palma y del Observatorio del Roque de Los Muchachos, reconocido como uno de los mejores lugares de observación del mundo. Se valoraron además su importante patrimonio arqueastronómico y ricos hábitat nocturnos que refuerzan aún más los potenciales atractivos del producto turístico.
Tras obtener la denominación de destino turístico, el Gobierno de La Rioja ha presentado su candidatura para que la Reserva de la Biosfera sea reconocida también como Reserva Starlight.
Cuenta con el pico más alto del círculo volcánico de Las Cañadas, la Montaña de Guajara, con 2.717 metros de altitud, donde se construyó el primer observatorio estelar de alta montaña del mundo, impulsado por Sir Charles Piazzi Smyth (1819-1900), astrónomo real de Escocia conocido por sus innovaciones en astronomía.
La concesión se dio por un periodo de cuatro años, revisable después de una nueva auditoría en la que se comprobará la evolución del lugar y el cumplimiento de las recomendaciones que la fundación Starlight emitió en su informe.
Cuéntanos en qué lugar has visto las estrellas más bonitas en tu vida.
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