Cultura

El último viaje de Carromero

Carromero junto a la presidenta Esperanza Aguirre en una de sus pocas apariciones públicas desde que saliera de la cárcel de Segovia.
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"La distancia impide un beso o un abrazo, pero nunca un sentimiento". Es uno de los miles de mensajes que cada día recorren la autopista digital de Twitter. Se publicó el 21 de julio de 2012. El último que escribió su autor ese día. Como un tuit más, pasó totalmente desapercibido. Quien lo firmaba, Ángel Francisco Carromero Barrios, 27 años, no era famoso. Solo era una joven 'estrella' en ciernes del PP de Madrid, que aún tenía que pulir su timidez. Su cargo: presidente de Nuevas Generaciones del distrito de Salamanca. Pero todo cambió el día siguiente, 22 julio, un domingo muy caluroso en España y también en Cuba. Al mediodía, el futuro de Carromero se truncó en la carretera que une las poblaciones isleñas de Las Tunas y Bayamo, en el este de la isla.

Carromero conducía el Hyundai azul, matrícula T31402, que se había estrellado contra un árbol. El mismo coche en el que viajaban dos de los principales disidentes cubanos: Oswaldo Payá Sardiñas y Harold Cepero Escalante. Ambos iban en los asientos traseros y fallecieron en el accidente.

El 23 de julio, el nombre de Carromero ya recorría como la pólvora los informativos de Cuba y empezaba a colarse en las redacciones españolas. Luego sería acusado de homicidio imprudente y condenado a cuatro años de prisión. Su encarcelamiento en la isla caribeña durante cinco meses a punto estuvo de provocar un incidente diplomático con el régimen cubano, pero las ágiles gestiones del Ejecutivo español y sus notables esfuerzos para su extradición y posterior excarcelación denotaron que Ángel Carromero era especial.

Pero, ¿qué hacía Carromero en Cuba?, ¿por qué estaba con el principal disidente cubano? –que residía en la isla controlado en todo momento por los servicios secretos castristas–, ¿cuál era su misión?, ¿sufrió realmente un accidente?

Carromero aterrizó en Cuba el 19 de julio junto al ciudadano sueco Jens Aron Modig, de su misma edad y presidente de la Liga de la Juventud Demócrata Cristiana. Ambos entraron en la isla con visados de turistas, ocultando en su equipaje 4.000 euros.

El objetivo del viaje lo explicaría Jens Aron en una curiosa rueda de prensa organizada por el Gobierno cubano el 30 de julio, días después del accidente. Con el semblante serio, explicó que habían volado hasta Cuba para reunirse con Payá, darle el dinero y ayudarlo en los desplazamientos que quisiera hacer dentro de la isla. Payá no tenía coche y el que alquilaron Carromero y Jens le serviría para poder moverse por algunas zonas de Cuba.

Carromero, por su parte, en otro vídeo grabado por las autoridades cubanas cuando estaba recluido a la espera de juicio, contaba que fue su jefe de filas, Pablo Casado, diputado nacional y presidente de Nuevas Generaciones de Madrid, quien le ordena contactar con Cayetana Muriel, jefa a su vez de Jens Aron Modig. Ella envía a Carromero y a Modig a Cuba para que se vean con Payá y le entreguen dinero y un teléfono móvil. Fuentes del PP de Madrid consultadas por 'el mensual' han confirmado que Casado envió a Carromero a Cuba para que «hiciera méritos» frente a Esperanza Aguirre, que no veía con buenos ojos que el joven  pudiera suceder a Casado al frente de Nuevas Generaciones de Madrid.

Algo que ha negado Casado públicamente, asegurando que Carromero fue voluntariamente en sus días de vacaciones a conocer a Payá, como han hecho otros políticos y diputados españoles y europeos. Y que el día del accidente Payá pidió a Carromero y a Modig que los llevaran en el vehículo que habían alquilado ambos a ver un amigo a Santiago de Cuba, a 867 km de La Habana, donde se encontraban. Lo cierto es que la visita a Cuba no era un viaje de placer. Payá vivía muy controlado por una sección especial del G2 cubano, que tomaba nota de quién lo visitaba en la isla.

Casi tres meses después del accidente llega la sentencia contra Carromero. Dictada por cinco jueces el 12 de octubre de 2012 (fecha de resonancias históricas, Día de la Hispanidad en España), el texto intenta reconstruir el fatídico siniestro. Aunque la Fiscalía pedía siete años de prisión para Carromero, finalmente fue condenado solo a cuatro gracias a su "cooperación" durante la investigación del accidente.

El tribunal alega que Carromero conducía a más de 100 km por hora en un tramo de carretera en obras en el que no se podía superar los 60. En el vídeo que grabó, Carromero explica que la última vez que miró el salpicadero iba a 80 kilómetros por hora y que frenó cuando vio un bache y arena en la carretera sin asfaltar: "Perdí el control del coche cuando entré en una zona de grava. Y ya no recuerdo nada más".

Un perito botánico reveló que el árbol contra el que chocó el coche, un tamarindo, tiene uno de los troncos más duros del planeta, lo que explica el estado en el que quedó el vehículo y la muerte de Payá y Cepero, que no llevaban puesto el cinturón de seguridad. En las conclusiones, la sentencia termina diciendo que el accidente se produjo en un horario de buena visibilidad, por exceso de velocidad, falta de atención del conductor y el error de pisar los frenos de forma brusca en una zona deslizante. El siniestro se produjo en un tramo en obras, con una señal que así lo indicaba 100 metros antes de que comenzaran las mismas. Payá murió en el acto y Cepero al llegar al Hospital Carlos Manuel de Céspedes, en Bayamo. Carromero y Modig (este último iba de copiloto y, según señaló, dormido), solo sufrieron heridas leves.

"Le pido a la comunidad internacional que se dedique a sacarme de aquí", suplicaba Carromero en el vídeo que le grabó el Gobierno cubano. Dicho y hecho. La verdad es que el Ejecutivo del PP se tomó muchas molestias en que se extraditase al joven dirigente popular antes de que su caso se convirtiera en todo un problema diplomático.

Obviamente hubo que esperar al juicio, que se desarrolló rápidamente entre el 5 y el 12 de octubre. Pocos presos españoles en el extranjero (había cerca de 2.500 en diciembre de 2012) han contado con tanto apoyo. Dos altos cargos de los ministerios de Exteriores y Justicia viajaron a Cuba para agilizar el proceso de extradición. La negociación se cerró, según fuentes del Ministerio de Exteriores, en la Cumbre Iberoamericana que se celebró en Cádiz en noviembre de 2012. Una delegación cubana se reunió en privado con el propio ministro García Margallo para tratar el asunto Carromero.

Su regreso a España, el 29 de diciembre, se vendió como un éxito diplomático. Para camuflar las molestias que se habían tomado por un solo hombre, Exteriores pactó con Cuba el regreso a España de los otros dos ciudadanos españoles recluidos en la isla junto con Carromero: uno por tráfico de drogas y otro que estaba el libertad condicional pero que no podía salir de Cuba por otro accidente de tráfico con víctimas de por medio. Las mismas fuentes recalcan que no hubo precio económico ni político por la libertad de los españoles, aunque en enero de 2013, en Chile, Margallo y su colega cubano, Bruno González, negociaron la deuda que Cuba tiene con España.

Antes, el 6 de diciembre, Carromero había tenido que firmar en La Habana la solicitud para cumplir la condena en España. Para ello tuvo que renunciar a recurrir la sentencia. El día 12, el cónsul español en la isla tuvo que firmar un memorándum en el que España reconocía que el juicio a Carromero había sido justo. Su regreso ya era cuestión de días.

Una vez en España, las facilidades para Carromero continuaron. Teniendo residencia en Madrid, ¿por qué fue encarcelado en Segovia? Todo tiene su explicación. Las prisiones madrileñas tenían una lista de espera para abordar los expedientes de tercer grado (la semilibertad) de casi 550 casos, según fuentes penitenciarias. En Segovia solo había 10 expedientes. Lo que permitió que el 11 de enero, 12 días después de regresar a España, Carromero tuviera ya el tercer grado, dejando así la cárcel de Segovia e ingresando en el centro de reinserción Victoria Kent de Madrid, donde solo tenía que ir a dormir de lunes a jueves. Para Instituciones Penitenciarias cumplía los siete requisitos necesarios para disfrutar del tercer grado.

Regresó a su trabajo el 15 de enero, como asesor de la concejala Begoña Larraínzar, en el distrito de Moratalaz, cargo que ocupa desde 2009. Su sueldo es de 2.788 euros mensuales netos, según los sindicatos. Un mes después, el 14 de febrero, se le puso la pulsera telemática para poder dormir en casa. Carromero ya era libre.

Su jefe y amigo Pablo Casado y Esperanza Aguirre fueron los primeros en visitarlo en la prisión de Segovia, donde lo que más apreció Carromero de forma irónica era que las camas tuvieran colchones. Según comentó luego Aguirre, en un reunión de la ejecutiva del PP de Madrid, visitó a Ángel para estudiar "su lenguaje corporal" en las supuestas explicaciones que le dio. La expresidenta madrileña se vanagloria de saber si una persona le miente con simplemente estudiar sus gestos y maneras.

Una entrevista como punto de inflexión

Pero todo cambia el 5 de marzo. El diario The Washginton Post, buque insignia de los medios más furibundamente anticastristas estadounidenses, amanece con una entrevista con el joven Carromero que explica, por primera vez, que el juicio fue una farsa y que aceptó la condena para "salir de ese infierno". Es la primera vez que habla.

Es una breve entrevista sin desperdicio. Carromero cambia totalmente su discurso ante el diario estadounidense. Asegura que desde que salieron de casa de Payá sabían que los estaban siguiendo en un automóvil, e incluso  que cuando estaban en la carretera un tuit de alguien cercano al Gobierno cubano ya informaba del viaje del disidente. Carromero sigue relatando cómo varios coches de los servicios secretos cubanos se turnaron para seguirlos en los más de 800 km que del viaje, hasta cuando pararon para echar gasolina.

Payá le explicó a Carromero que sabía identificar los coches del Estado cubano por una placa azul que llevan. Ya cerca de su destino, antes de llegar a Bayamo, el coche que los seguía en ese momento los embistió. Perdió el control del vehículo, luego llegó el accidente y entonces perdió la conciencia. La recuperó en una ambulancia camino del hospital. Ya no volvió a ver a sus compañeros de viaje, tanto al sueco como a los dos disidentes cubanos. Para terminar su relato, Carromero asegura que contó lo sucedido al llegar al hospital, pero que no le hicieron caso. Y que estuvo muchos días sedado sin saber qué le estaban inyectando. "Aún conservo las marcas", concluye.

Una fuente del CNI explica que parece poco probable que Cuba preparase el asesinato de Payá disfrazándolo de accidente de tráfico en el que estarían involucrados extranjeros, con la consiguiente repercusión mediática y posibles consecuencias diplomática. "A no ser que solo quisieran darles un susto y se les fuera de las manos".

El mensual ha intentado sin éxito hablar con Ángel Carromero y con el diputado Pablo Casado. También se ha puesto en contacto con la Embajada cubana. Todos guardan silencio. Quien no lo hace es la hija de Osvaldo Payá, Rosa María Payá, que se vio en secreto con Carromero el pasado 16 de febrero. Desde entonces, la campaña pública de la hija de Payá se ha centrado en denunciar que su padre fue asesinado.

Rosa María afirma que tiene pruebas de que un coche los echó de la carretera, así como un supuesto SMS de Modig cuando todo ocurrió y testimonios de varios testigos, además de la confirmación del propio Carromero. La familia de Payá pide una investigación internacional, a la que solo se ha sumado por parte del PP Esperanza Aguirre, que también solicita el indulto para Carromero. La familia también prepara una querella en la Audiencia Nacional. Una fuente cercana a la misma explica que Carromero fue presionado para grabar el vídeo en Cuba en el que explicaba que todo fue un simple accidente, y que leyó un guión ya dictado, utilizando incluso la expresión "accidente en tránsito", que no se usa en España.

Quien se ha sumado a la teoría de la conspiración es un concejal del Ayuntamiento de Las Rozas, Pablo Vives Peñaranda, que ha relatado al diario El Nuevo Herald (de Miami) que él vivió una experiencia similar en el verano de 2007, cuando, acompañado de otro joven miembro del PP, viajó a Cuba a visitar a Payá. Él también alquiló un coche, casualmente el mismo modelo que arrendó cinco años después Carromero. Vives narra la misma secuencia: un viaje con Payá, este en el asiento trasero, y otro vehículo siguiéndolos hasta que tuvieron que acelerar y despistarlo.

En la isla, los medios cubanos han endurecido su discurso sobre Carromero, a quien califican de "político de la extrema derecha española" y lo acusan de intentar realizar "actividades subversivas" en la isla.

Su objetivo era crear una especie de sección juvenil del Movimiento Cristiano Liberación que presidía Oswaldo Payá. Cuba también acusa al diputado Casado de orquestar el viaje de Carromero y de estar al servicio de la disidencia cubana en Miami. La televisión cubana no ha escatimado esfuerzos en buscar cualquier relación de Carromero y Casado con la oposición, incluidas fotos de los dos tomadas en febrero de 2009 en la sede de la Fundación Hispano Cubana de Madrid. También han publicado fotos de la hija de Payá con el sueco Modig, compañero de viaje de Carromero, al que acusan de intentar derrocar la revolución y formar parte de un disparatado plan para meter en la isla 10.000 teléfonos móviles.

Mientras tanto, Carromero ha adoptado de momento un perfil bajo, a la espera de que se atreva o no a hacer públicas en España sus acusaciones contra Cuba. Su entrevista al diario estadounidense no ha sentado nada bien a una parte del PP, que prefiere que no se airee más este asunto. Carromero ha tenido que dejar su despacho en la Junta de Distrito de Moratalaz ante la presión mediática y laboral que ejercían muchos de sus compañeros, que hasta se opusieron a su reincorporación y filtraron a la prensa que el Ayuntamiento de Madrid le siguió pagando el sueldo cuando estaba preso en Cuba, a pesar de que es ilegal.

El Consistorio le ha aliviado un poco esa presión cambiándolo dos veces de oficina de trabajo. Su último destino es la propia sede del Palacio de Cibeles, donde ahora trabaja como asesor del grupo municipal del PP. Un favor de la alcaldesa, Ana Botella, que es muy amiga de la concejala de Moratalaz Begoña Larraínzar. Carromero no ha tardado en actualizar su perfil laboral de Linkedin, donde además pone que es vicesecretario general en Nuevas Generaciones de Madrid desde noviembre de 2008, la mano derecha de Pablo Casado. También ha empezado un curso de Negocios en la Universidad Fordham de Nueva York.

De momento, toca aguantar discretamente hasta que llegue el indulto del Gobierno, si llega. Su situación es muy cómoda después de que se le instalara la pulsera telemática que le permite estar ya fuera del CIS Victoria Kent todo el tiempo, compaginando su labor como asesor con su pequeña inversión en un gimnasio madrileño, Vanitas, cuya administradora única es su madre Isabel. Un indulto ahora no sería nada conveniente para el Ejecutivo, que no quiere más frentes abiertos.

Todo parece indicar que su fallido viaje a Cuba ha frenado para siempre su otro viaje: su carrera política. Nuevas Generaciones está dividida en facciones en torno a su figura. En público, se vende que su visita a Cuba fue una iniciativa personal; en privado, que hizo un favor al ala más radical del partido. En definitiva, un mártir. Es posible que Ángel Carromero, un chaval de 27 años, hiciera en Cuba su último viaje, en todos los sentidos.

Por sentencia, no podrá conducir durante cuatro años

La sentencia cubana contra Carromero incluye una segunda pena para él, además de los cuatro años de prisión, no podrá conducir durante los cuatro años a partir de  que acceda a la libertad condicional. La Justicia española, encargada de aplicar esta sentencia en nuestro país, ha mantenido la prohibición en el expediente penitenciario.

Se ha escrito mucho sobre si Carromero viajó a la isla con su permiso de conducir vigente. El BOE del 18 de mayo de 2012 revela que ese día se inició su expediente "para declarar la pérdida de vigencia de la autorización administrativa para conducir", aunque no se le quitó definitivamente el carné hasta el 5 de octubre, cuando estaba preso en Cuba. En su expediente figuran más de 40 multas de tráfico, pero solo dos por mala conducción: una por exceso de velocidad y otra por hablar por el móvil mientras manejaba. El resto son multas de los parquímetros, por aparcar mal.

El chico de los recados

Un amplio vistazo al álbum de fotos de la red social Picassa de Nuevas Generaciones del PP de Madrid (hay centenares de imágenes) basta para comprobar la casi omnipresencia de Ángel Carromero desde el año 2008. Actos electorales, conferencias del partido, mítines, homenajes a víctimas del terrorismo... con Esperanza Aguirre (a la izquierda en la foto del centro junto al diputado Pablo Casado), con Aznar, con Soraya Sáenz de Santamaría, con Rajoy, con Cristina Cifuentes... Carromero estaba siempre en primera fila. Incluso en primera línea cuando había que organizar una protesta frente a la sede del Ministerio de Trabajo en la era del Gobierno socialista.

Quien lo conoce dice que es un chaval infatigable, constante, muy trabajador, siempre dispuesto para todas las funciones y labores que le encargue el partido, preparado, como muchos miembros de las organizaciones políticas juveniles, para medrar dentro de la hidra de su formación política. El chico para todo, el chico de los recados a la espera de metas más ambiciosas. En definitiva, lealtad inquebrantable a cambio de un sueldo para toda la vida.

En su propio perfil en Linkedin (ha dejado Twitter), Carromero revela que es asesor municipal (cobrando un salario público) desde diciembre de 2008, con 23 años. Tan fiel y tan leal como para encabezar una misión nada cómoda para visitar al principal líder de la disidencia en Cuba.